Carmen Mateo, regatista del Club Náutico de Cabanas, acaba de cumplir un sueño: a sus 39 años se ha hecho con el campeonato europeo de snipe en clase mixta de la mano del campeón del mundo máster, Damián Borrás, un título que llega tras haber sido madre por partida doble y después de haber tenido que bajar 22 kilos para poder competir.
“Me hace muchísima ilusión haber conseguido mi primer título internacional casi a los 40 años: es una satisfacción enorme, después de dos cesáreas, con una primera especialmente dura, ahora estoy en mi mejor momento”, confiesa Mateo.
La pasión por la vela le llegó con 14 años: se adentró en este deporte para dejar de ser competitiva. “Pero no tenía cura: en cuanto empecé a ganar ya me lancé a intentar hacer campaña olímpica”, relata. Tras un parón obligado por una primera cesárea muy complicada, después de ser madre por segunda vez, hace dos años, se propuso volver al máximo nivel.
La preparación
Una intensa preparación la consolidó de nuevo entre las mejores de la flota y en marzo el laureado Damián Borrás le pidió que lo acompañase en el europeo mixto de snipe. No se lo pensó: intensificó su trabajo y, tras una regata en Menorca que sirvió como ensayo general, triunfaron el pasado 2 de junio en Tavira, en el Algarve.
“Si vas con Damián vas a por todas: intenté hacer las máximas horas de agua posibles y estar preparada físicamente para las condiciones que esperábamos en Tavira, con velocidades de 12 a 15 nudos en los que una pareja mixta fuerte marca la diferencia”, relata Mateo.
Sin embargo, esas condiciones ideales no se dieron en su participación en Tavira: tuvieron que lidiar con muy poco viento, el peor escenario posible para mover una embarcación con mucho peso. Así, la técnica cobraba protagonismo, obligando a los dos tripulantes a ir muy sincronizados, moviéndose a la vez, en perfecta simbiosis.
Afortunadamente, estaban preparados para esa circunstancia: a pesar de la distancia entre los dos —Mateo entrena en Mahón—, Carmen Mateo se empeñó en participar en una regata juntos antes de la gran cita en Portugal, por lo que se reunieron en Menorca, donde también esperaban un viento que nunca llegó.
Así, una vez en Tavira sabían lo que hacer. “Damián lo tenía claro igualmente, a pesar de que tenía un barco nuevo que había cambiado para navegar conmigo: tiene una mentalidad maravillosa, no se rinde nunca”, recuerda Mateo.
Lejos de otras regatas “en las que sales primero y quedas primero”, el dúo mixto no se situó en primer lugar hasta la última maniobra de la primera manga, donde se situaron por delante de una tripulación que partía con ventaja al tener quince kilos menos.
“Al final me supo a poco: hubo dos mangas muy al límite de viento, con cinco nudos justitos, así que no se pudo navegar los dos días siguientes”, lamenta la deportista gallega.
Doble victoria
La satisfacción va mucho más allá de la victoria: es el premio a un proceso que fue de todo menos fácil, con una primera cesárea “después de la que no quedé del todo bien ni de peso ni de forma, lo que psicológicamente fue bastante duro”. Después de ese primer embarazo, hace ya seis años, la vela pasó a ser sólo un hobby.
Hace dos años, sin embargo, llegó la segunda cesárea y todo cambió. “Me propuse bajar esos kilos de otra manera, con nutricionista y mucha preparación física para tratarme la diástasis, ya que la zona abdominal entra mucho en juego en la vela”, explica.
Mateo compara su proceso al vivido por la ribeirense Ana Peleteiro, campeona de Europa de triple salto tras recuperarse también de una cesárea. “Con una buena preparación antes y después del parto puedes llegar a estar mejor que antes: yo ahora estoy mejor que nunca y muy contenta por cómo ha respondido mi cuerpo”, celebra.
El apoyo de su familia ha sido fundamental en todo el proceso: el apoyo de su marido le permitía poder compaginar su trabajo con su intenso entrenamiento. Su hijo mayor no podría estar más orgulloso de su madre. “Fue encantado con el trofeo al cole”, detalla Mateo, encantada de que sus hijos crezcan en un entorno que les transmite los valores del deporte.
Este triunfo no es el final: el mes que viene acudirá al europeo femenino de Melilla. “Igual damos el susto sin ir de favoritas”, anticipa Mateo, quien lamenta que en snipe, que “tiene fama de duro”, haya “muy pocas patronas”.
Más allá de la alta competición, Carmen Mateo invita a todo el mundo a adentrarse en el mundo del snipe, “una familia gigante” abierta a todo el mundo “sin importar edad ni género”. “La flota siempre te recibe de vuelta”, concluye.