En los últimos años, el Camino de Santiago ha captado el interés de miles de coreanos, convirtiéndose en un fenómeno cultural que atrae a peregrinos de todas las edades y clases sociales. Desde 2018, Corea del Sur se ha consolidado como una de las nacionalidades más representativas en esta ruta histórica. Si en 2004 solo 18 coreanos completaron el Camino, en 2010 el número ascendió a 1.455, y en 2019 alcanzó su punto máximo con más de 8.200 peregrinos, situando a Corea del Sur como el séptimo país con más participación en la ruta jacobea.
El impacto de la pandemia de COVID-19 redujo drásticamente estas cifras, con solo un peregrino coreano registrado en 2021. No obstante, la afluencia se recuperó en 2022 y 2023, con más de 7.500 coreanos recorriendo el Camino el último año. La mayoría de estos peregrinos son jóvenes en búsqueda de un cambio personal, especialmente estudiantes universitarios que aprovechan sus vacaciones de invierno. La presencia de coreanos durante meses de temporada baja, como enero y febrero, ha transformado la dinámica de afluencia en el Camino.
Kim Nam Hee y su impacto cultural
Una de las figuras clave en la popularización del Camino de Santiago en Corea del Sur es la escritora Kim Nam Hee. Su libro El viaje de una mujer sola, publicado en 2006, narra su experiencia personal recorriendo la ruta jacobea. Lo que hace única esta obra no es solo su relato sobre el recorrido físico, sino su profundo enfoque en la transformación personal que experimentó a lo largo del camino. En un país donde el éxito académico y profesional son prioritarios, el libro de Kim resonó con muchos lectores que veían en su travesía una oportunidad para escapar de las presiones cotidianas y buscar un espacio de reflexión.
Kim Nam Hee logró captar la esencia del Camino, presentándolo no solo como una peregrinación religiosa, sino como una experiencia introspectiva, accesible para aquellos que buscan reevaluar sus vidas. La autora comparte en sus páginas cómo el viaje le permitió conectar con personas de diferentes culturas, experimentar la hospitalidad de los locales y, sobre todo, encontrarse consigo misma. Su relato se convirtió en un best-seller en Corea, inspirando a muchos de sus compatriotas a seguir sus pasos. La autora abrió la puerta a una nueva forma de viajar, una en la que el destino final no es tan importante como el proceso mismo de llegar.
“Korean Hostel in Spain”
La literatura no ha sido el único medio que ha popularizado el Camino de Santiago entre los coreanos. La televisión también ha jugado un papel fundamental. Un ejemplo significativo es el programa Korean Hostel in Spain, un reality show emitido en 2019 que rápidamente se convirtió en un fenómeno de masas. El programa seguía a tres populares actores coreanos mientras gestionaban un albergue en Villafranca del Bierzo, una de las localidades más emblemáticas del Camino Francés.
A lo largo del programa, los espectadores coreanos pudieron ver no solo la belleza de los paisajes españoles, sino también la calidez y la camaradería que se vive en la ruta. El formato del show, que combinaba la gestión diaria del albergue con historias de los peregrinos que pasaban por allí, permitió a la audiencia coreana conectar emocionalmente con la experiencia. La serie se convirtió en un escaparate perfecto para mostrar la esencia del Camino y, al mismo tiempo, desmitificar algunos de los desafíos que enfrentan los peregrinos, desde la dureza de las etapas montañosas hasta las diferencias culturales que pueden surgir durante la travesía.
El impacto de Korean Hostel in Spain fue tal que Villafranca del Bierzo se ha convertido en un destino especial para los coreanos, muchos de los cuales visitan el albergue donde se grabó el programa. Este fenómeno ilustra cómo la televisión puede transformar un lugar en un icono cultural, generando un flujo constante de visitantes que buscan recrear las experiencias vistas en la pantalla.
Pero este no ha sido el único producto televisivo que ha llevado el camino compostelano a los hogares compostelanos. Aún más trascendencia ha tenido el reality show “Shall We Walk Together”, emitido en 2018, en el que los integrantes de la famosa banda de K-pop G.O.D. recorrieron el Camino Inglés. Este programa fue parte de la celebración del 20 aniversario del grupo, y su éxito no solo reavivó el interés por el grupo, sino que también despertó la curiosidad de miles de coreanos por experimentar esta ruta de peregrinación. La serie, que constaba de 10 episodios, mostró a los miembros del grupo explorando albergues, interactuando con otros peregrinos y disfrutando de la belleza del paisaje gallego, lo que atrajo a una nueva generación de seguidores del K-pop a considerar el Camino de Santiago como un destino para su propio viaje de autodescubrimiento.
La Ruta Jeju Olle Trail
El impacto del Camino de Santiago en Corea del Sur ha sido tan profundo que incluso ha inspirado la creación de una ruta similar en la isla de Jeju, al sur del país. La Jeju Olle Trail, inaugurada en 2007 por la periodista Suh Myung Sook, surgió como un intento de replicar la experiencia del Camino de Santiago en un entorno coreano. Suh, quien caminó el Camino Francés, quedó tan impresionada por la experiencia que decidió crear una ruta de larga distancia en su propia tierra.
La Jeju Olle Trail se extiende a lo largo de 425 kilómetros, dividiéndose en 26 caminos que recorren la costa de la isla. La ruta ha ganado gran popularidad entre los coreanos que buscan una alternativa más accesible al Camino de Santiago. Aunque no tiene el mismo carácter religioso, comparte el mismo espíritu de introspección y conexión con la naturaleza. Los caminantes de la Jeju Olle Trail encuentran en sus paisajes volcánicos, playas y pueblos costeros, un entorno perfecto para la reflexión personal y el escape de la rutina diaria.
Rachel Kim, portavoz de la Fundación Jeju Olle, ha explicado que la creación de esta ruta se inspiró directamente en la experiencia de Suh Myung Sook en España. La fundadora deseaba ofrecer a los coreanos una oportunidad de experimentar algo similar a lo que ella vivió en el Camino, un lugar donde se pudiera caminar sin prisas, disfrutar del paisaje y conectar con la gente local. Este modelo ha sido tan exitoso que cada año más de 600,000 personas recorren la Jeju Olle Trail, demostrando que el espíritu del Camino de Santiago ha encontrado un hogar lejos de Europa.
Búsqueda de la paz interior
La relación de los coreanos con el Camino de Santiago tiene también un componente profundamente personal y filosófico. En una sociedad donde la competencia académica y laboral es feroz, muchos encuentran en el Camino una forma de liberarse temporalmente de estas presiones. La ruta ofrece una oportunidad única para reconectar con uno mismo, sin la distracción de las demandas externas. Los jóvenes, en particular, valoran este tiempo para pensar en su futuro y evaluar sus objetivos vitales.
La estructura misma del Camino, que obliga a recorrer largas distancias a pie, facilita un proceso de introspección y meditación. La repetición de los pasos, el silencio de los caminos rurales y la interacción con peregrinos de todo el mundo crean un ambiente propicio para la reflexión. Muchos coreanos afirman que este viaje les permite ver su vida desde una perspectiva diferente, ganando claridad sobre sus prioridades y valores.
Este deseo de desconectar y reevaluar la vida se ve reflejado en las historias de los peregrinos coreanos, quienes en su mayoría no hacen el Camino por razones religiosas. Para ellos, es más una búsqueda de paz mental y autoconocimiento. Diego Yoon, presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Corea, ha señalado que muchos de sus compatriotas ven el Camino como una pausa necesaria en sus vidas, una oportunidad para alejarse del estrés diario y redescubrirse.
El fenómeno del Camino de Santiago en Corea del Sur es un ejemplo fascinante de cómo una tradición europea ha trascendido sus fronteras para convertirse en un símbolo de autodescubrimiento y búsqueda personal en un país con una cultura tan diferente. Desde la literatura hasta la televisión y la creación de rutas inspiradas en Santiago, los coreanos han encontrado en esta antigua peregrinación una respuesta a sus propias necesidades contemporáneas.