La borrasca Kirk, que ha llegado a Galicia tras perder su condición de huracán, ha dejado un rastro de más de 350 incidencias y más de 3.000 llamadas al 112 en sus primeras horas. Las provincias más afectadas han sido Pontevedra y A Coruña, con rachas de viento que han alcanzado hasta los 150 km/h y varios problemas en las infraestructuras de transporte.
Los servicios de emergencias han registrado la caída de árboles y ramas en las carreteras, además de la voladura de tejados, como en el caso del Conservatorio de Santiago o el polideportivo del instituto de Porto do Son, lo que ha obligado a suspender clases en algunas zonas. El director xeral de Emerxencias e Interior, Santiago Villanueva, ha pedido precaución, instando a la población a evitar acercarse a la costa y a estar atentos a la posible caída de árboles y otros objetos.
Además de estos incidentes, el tráfico ferroviario se ha visto interrumpido en varios tramos debido a la caída de árboles sobre las vías. Entre Padrón y A Escravitude, la circulación se detuvo durante tres horas, afectando a varios trenes que conectan A Coruña con Vigo. Asimismo, el trayecto entre Redondela y Arcade permanece cortado, y la línea A Coruña-Ferrol está interrumpida, con los pasajeros siendo trasladados por carretera.
Pero no solo los trenes han sufrido imprevistos. El tráfico aéreo también experimenta cancelaciones. Air Europa canceló varios vuelos entre Madrid y Vigo, así como entre Madrid y A Coruña, afectando tanto a los vuelos de ida como de vuelta en las primeras horas de la mañana.
Por otra parte, las lluvias intensas han causado inundaciones en carreteras y el desbordamiento del río Verdugo en Ponte Caldelas, lo que ha agravado los problemas en la red de transporte terrestre. La Xunta ha mantenido activo el Plan Inugal ante el riesgo de desbordamientos en los ríos gallegos.
Galicia sigue en alerta naranja por fuertes vientos, con rachas que alcanzan los 140 km/h, y por acumulaciones de lluvia que superan los 40 litros por metro cuadrado en 12 horas. Las zonas costeras, especialmente la Costa da Morte y la costa de Pontevedra, registran olas de hasta siete metros. Las zonas costeras de A Coruña y Lugo tienen alerta amarilla por viento y olas de hasta cinco metros.