La diseñadora y arquitecta Laura Pato ha creado, a través de su cuenta de Instagram ‘Le Petit Patito’, un espacio donde conectar con una amplia mayoría social descontenta con los precios abusivos de los alquileres en A Coruña. Aunque no se considera activista, de algún modo ha terminado siendo parte del movimiento por una vivienda digna, combinando humor y crítica social. En su perfil, comparte anuncios de pisos etiquetados como “de lujo” que, sin embargo, podrían compararse a “tugurios obreros de Glasgow salidos de la Revolución Industrial”.
La ourensana de 36 años, combina en su Instagram ilustraciones, textos y minihistorias donde profundiza sobre su propio “yo” y las realidades que la rodean. “Es como el lugar que tengo para expresarme, da igual si es ilustración, texto o vídeo. Tocar todos los palos me hace sentir cómoda porque, si solo subiera ilustración, faltaría una parte de mí”, explica. Al fin y al cabo “me gusta contar cosas y lo que se me ocurra”, por eso “los dibujos se pueden quedar un poco cortos”. Un enfoque multidisciplinar que le ha permitido conectar con un público entre los que se cuentan más de 75 mil seguidores.
“Empecé con ello cuando buscaba piso”
Su contenido, que empezó como algo “totalmente personal”, ganó visibilidad gracias a un reto de Instagram: “Había que subir un dibujo al día y vi que tenían más éxito que mis fotos”. Hoy, la artista ha encontrado un nicho con una comunidad animada con la que interaccione y comenta con ironía las “bondades” de los pisos de Idealista. “Empecé a subir vídeos a raíz de cuando buscaba un piso para mudarme hace tres años, pero le empecé a dar más caña últimamente, porque además, como arquitecta, es un tema que me interesa”.
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Uno de los pisos que más la sorprendió fue un piso en la calle Vista de A Coruña, que lo anunciaban “como si fuera de lujo”, en una zona de fiesta donde el ambiente no es muy recomendable y que, en principio, “no invita a vivir ahí”. Era un primero de 70-80 metros cuadrados por 1.400 euros, cuando cualquier otro piso de esa calle cuesta 800-850. Un abuso de precio que además venía con fotos de una cama con la almohada sucia “con las marcas de dos cabezas amarillas. Un escándalo”.
Más allá de las risas, algunos vídeos han surtido efecto: “Compartí una publicación de un piso en Santiago que no tenía ventanas, y lo quitaron al momento, seguramente por los comentarios de la gente”, explica. Reconoce que la capital gallega todavía es “territorio inexplorado” y que su ámbito de actuación se circunscribe a la ciudad herculina.
“Con los haters lo que hago es generar una broma interna”
Sin embargo, como en todo, ha encontrado detractores que minimizan el problema. “Hay gente que comenta cosas como ‘si no me gusta el precio, que busque otro’”, pero indica que suelen ser personas de fuera de su comunidad de followers que utiliza para su propio beneficio, “para generar una especie de broma interna” con sus seguidores, aclara, que no pretende cambiar la opinión de nadie.