Las excavaciones arqueológicas realizadas en el cementerio de O Val, en Narón, han permitido localizar restos óseos de al menos ocho individuos en diferentes partes del lugar. Los trabajos, dirigidos por el grupo Histagra de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) dentro del Plan de Memoria Democrática de Galicia, han confirmado la existencia de enterramientos clandestinos, aunque parte de los hallazgos no pudieron ser exhumados debido a los nichos que se construyeron en las décadas posteriores.
La intervención, que comenzó el pasado 4 de noviembre y finalizó el viernes 15, se centró en una zanja abierta frente a los nichos del cementerio, donde se dividieron los trabajos en sectores para poder analizarlo detalladamente. En la intervención principal, bajo los nichos, se localizaron los restos de al menos cuatro individuos en posiciones no funerarias, una disposición que, según los arqueólogos, constituye un “enterramiento clandestino”.
En un segundo sector se encontró un cuerpo aislado que podría corresponder a una de las víctimas que se están buscando, aunque no se pudo confirmar por estar justo debajo de la estructura. Por último, en otra zona diferente, se descubrieron siete cuerpos en posiciones aparentemente funerarias, aunque uno de ellos presentaba señales de violencia en el cráneo.
“Hipótese dunha morte violenta”
Conchi López, historiadora de Histagra, relató cómo se produjeron los hallazgos iniciales. “Fomos abrindo e analizando con coidado, porque apareceron a diferentes profundidades, que oscilaban entre un metro e un metro corenta”, explicó.
Sin embargo, las limitaciones estructurales marcaron el alcance de la intervención. “O respecto á estrutura existente foi primordial durante toda a intervención”, aseguró López, subrayando que no pudieron profundizar más bajo los nichos. “Xa fixemos todo o que se podía facer, porque tendo ese elemento de construción encima non podíamos ir máis aló”.
Ahora estos hallazgos serán analizados de manera multidisciplinar entre historiadores, antropólogos forenses y arqueólogos, que trabajarán en profundidad para determinar su vinculación con la represión franquista. Según la memoria oral de familiares y vecinos, en este cementerio podrían estar enterradas al menos 51 personas represaliadas entre 1936 y 1938, en su mayoría hombres jóvenes, marineros y militares de la Armada.