Dos hombres de nacionalidad brasileña se enfrentan a graves acusaciones de haber captado a mujeres en su país de origen para obligarlas a ejercer la prostitución en España. Los encausados, un matrimonio casado desde hace diez años, han negado rotundamente los hechos durante el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de A Coruña, asegurando que las denuncias de las víctimas responden a un intento de obtener documentación legal para permanecer en el país.
“Ellas alquilaban la habitación y hacían lo que querían dentro”, declaró uno de los acusados, explicando que las mujeres arrendaban un cuarto en el piso que compartían con el matrimonio. Ambos admitieron que conocían que las mujeres ejercían la prostitución, pero insistieron en que nunca las forzaron ni controlaron su actividad. “De ninguna manera”, respondió uno de ellos al ser interrogado sobre si vigilaban el tiempo que pasaban con los clientes o fijaban el precio de los servicios.
Los procesados también rechazaron las acusaciones de haber financiado los viajes de las mujeres desde Brasil o de haberles prometido trabajo en España. Según su versión, las mujeres llegaron por su cuenta y decidieron libremente cómo gestionar su estancia. “Nunca las vigilamos, nunca les prohibimos salir”, afirmaron. Además, negaron haberles exigido el pago de ninguna deuda. “Ellas mismas dijeron que harían todo lo posible para no regresar a Brasil”, insistió uno de ellos al explicar por qué, en su opinión, las mujeres los denunciaron.
Amenazas, encierro y explotación
Por el contrario, las mujeres que denunciaron a los acusados ofrecieron un relato muy distinto durante la vista. Según sus testimonios, contactaron con los acusados a través de una persona en común, quien les prometió trabajos como ayudantes en una peluquería, cuidadoras de personas mayores o limpiadoras. Poco después, los acusados les enviaron los pasajes para viajar a España, acordando que contraerían una deuda inicial de entre 10.000 y 12.000 euros por el traslado. Sin embargo, según las víctimas, esa cifra fue aumentando arbitrariamente.
Al llegar a España, según relataron, se encontraron atrapadas en un entorno de explotación y abuso. “No tenía otra opción. Estaba encarcelada, con las ventanas cerradas todo el tiempo, música alta, sin dormir ni comer”, explicó una de las mujeres. De acuerdo con su declaración, fueron forzadas a prostituirse las 24 horas del día, sin un solo día de descanso. “Uno de ellos concertaba todo con los clientes: lo que iban a hacer y cuánto iban a pagar”, añadió.
El control sobre sus movimientos era absoluto, afirmaron. Las víctimas señalaron que solo podían salir a la calle bajo la vigilancia de los acusados y que se turnaban para estar de guardia, uno por la mañana y otro por la noche. “Acepté porque no tenía otra opción. Estaba amenazada. Ellos tenían la dirección de mis padres, fotos y todos los datos de mi familia“, lamentó una de las víctimas. “Todavía estoy con miedo. Tardé en denunciar porque temía por mi familia. Incluso ahora sigo teniendo miedo”, insistió otra de las denunciantes.
De acuerdo con el escrito de acusación de la Fiscalía, entre 2021 y 2022, los acusados orquestaron una red de trata de seres humanos, captando mujeres en situación de precariedad económica en países sudamericanos, principalmente Brasil. Les prometían trabajos legales en España, pero una vez en el país, las sometían a condiciones degradantes y las obligaban a ejercer la prostitución.