Casi el 40% del territorio de Galicia, unos 11.776 kilómetros cuadrados, se encuentra deshabitado, una cifra equivalente a la superficie combinada de las provincias de Pontevedra y Ourense. Según los últimos datos del Instituto Galego de Estatística (IGE), esta área deshabitada ha crecido en 66 kilómetros cuadrados en el último año, consolidando una tendencia que se ha intensificado durante las últimas cinco décadas.
La despoblación se concentra principalmente en las zonas rurales del interior, mientras que las áreas urbanas y los corredores de comunicación, como la AP-9, la A-52 y la AP-53, agrupan al 96% de la población en solo el 34% del territorio. Esto refleja un alto grado de concentración demográfica que, además, genera un desequilibrio en la prestación de servicios públicos y en la economía regional.
Las siete ciudades gallegas y sus alrededores concentran gran parte de los habitantes, junto con regiones como las Rías Altas y Baixas. Además, también destacan algunos puntos del interior, como Verín, O Barco de Valdeorras y Monforte de Lemos, que han logrado mantener cierta relevancia poblacional dentro de un contexto general de despoblación.
Los mayores de 64 años triplican a los menores de 20
El envejecimiento poblacional agrava aún más la situación. En casi la mitad del territorio gallego, las personas mayores de 64 años triplican a los jóvenes menores de 20 años. Además, el índice de envejecimiento es alarmante: solo en un 2% del territorio hay más población joven que mayor.
Esta dinámica también afecta al mercado laboral y a la sostenibilidad económica. Las áreas rurales han perdido gran parte de su tejido productivo, con un declive en el sector primario, mientras que el sector servicios y la industria están altamente concentrados en los núcleos urbanos. Por otro lado, los municipios en riesgo de despoblación, que representan el 30% del total de Galicia, apenas reciben el 13,78% de los fondos europeos destinados a la región.
El Consello de Contas ha advertido sobre la falta de estrategias coordinadas para enfrentar este reto. Aunque el Plan Estratéxico de Galicia prevé inversiones millonarias para 2028, las medidas aún no logran revertir la situación. Entre las propuestas se incluye la creación de un fondo de cohesión territorial para mejorar la sostenibilidad económica, social y ambiental de las zonas afectadas, así como una mayor simplificación administrativa para acceder a las ayudas.