El sector de la faba de A Mariña, uno de los símbolos agrícolas y culturales de la comarca, atraviesa su momento más crítico. Una cosecha devastada por las condiciones climáticas y la aparición de enfermedades ha reducido la producción en un 80%, poniendo en jaque no solo la economía de las familias que dependen de este cultivo, sino también la supervivencia de una tradición centenaria.
Con este panorama, más de 50 productores y productoras se reunieron el pasado 23 de diciembre en Lourenzá para alzar la voz. Convocados por el Sindicato Labrego Galego (SLG) y el Consello Regulador de la Indicación Xeográfica Protexida (IXP) Faba de Lourenzá, analizaron la grave situación del sector y acordaron exigir a la Consellería do Medio Rural medidas concretas e inmediatas que permitan salvar la campaña.
El impacto y medidas
Según el SLG, las adversidades climáticas y la proliferación de patologías han provocado pérdidas históricas en las cosechas.“Chegamos a unha redución do 80% respecto ao habitual, o que resulta insostible para os produtores”, alertaron. Un cultivo que no solo aporta ingresos a numerosas familias, sino que produce un arraigo poblacional y de dinamización económica en la comarca. Ahora amenazada por la desaparición.
Entre las acciones demandadas, el sector exige ayudas directas para compensar las pérdidas, la revisión de las ayudas de la PAC —especialmente en la línea de producción sostenible de proteínas vegetales— y la creación de un equipo técnico que estudie el impacto del cambio climático y las nuevas enfermedades en el cultivo.
“É hora de actuar”
Además, hicieron un llamado a los municipios de la comarca y otros agentes implicados para respaldar estas reivindicaciones, recordando que en Asturias ya se están implementando iniciativas de apoyo conjunto entre administración y productores, de las que también podrían beneficiarse las productoras gallegas.
El envejecimiento del sector, combinado con la falta de apoyo, podría acelerar un declive irreversible. Los productores advierten que, sin un compromiso decidido por parte de la administración, A Mariña corre el riesgo de perder uno de sus principales motores económicos, sociales y culturales. “É hora de actuar antes de que sexa demasiado tarde”, concluyen.