La Televisión de Galicia (TVG) cerró 2024 con el peor dato de audiencia desde su creación. Con una cuota de pantalla del 8,6 %, la cadena pública gallega sufrió un desplome del 22 % respecto al año anterior, cuando alcanzó un 11 %. Este dato la sitúa como la autonómica que más audiencia perdió en 2024 dentro del grupo FORTA, donde el promedio general cayó apenas un 0,4 %. La CRTVG, sin embargo, insistió en calificar los resultados como “muy satisfactorios”.
En un comunicado oficial, la CRTVG destacó haber mantenido “el liderazgo entre los canales autonómicos más vistos” y puso el foco en sus plataformas digitales, como AGalega.gal, que según la corporación superó el millón y medio de usuarios y logró presencia en 200 países. Además, según el mismo comunicado, la TVG cerró el año con una cuota de pantalla del 20,1 %, posicionándose supuestamente por encima de TVE y Antena 3 en Galicia, y destacó el bloque informativo del mediodía, que habría alcanzado un 35,8 % de cuota entre el ‘Galicia noticias’ y el ‘Telexornal mediodía’.
Una caída continuada a lo largo del año
Sin embargo, estos datos contrastan notablemente con los informes de empresas especializadas como Barlovento Comunicación, que señalan que la TVG obtuvo una cuota de pantalla del 8,6 % en 2024, un desplome significativo respecto al 11 % de 2023. Esta discrepancia genera interrogantes sobre la transparencia en la comunicación de los datos de audiencia por parte de la CRTVG.
La pérdida de audiencia de TVG fue constante. Tras las elecciones autonómicas de febrero, la cadena tocó mínimos históricos consecutivos en primavera, con cuotas de pantalla por debajo del 8 %. Aunque logró una ligera recuperación en verano, diciembre cerró con un modesto 8,8 %. En total, la TVG perdió uno de cada cinco espectadores respecto al año anterior.
El comportamiento general refleja una desafección del público, que ha ido abandonando la cadena incluso en franjas horarias tradicionalmente fuertes. La televisión, antaño un referente en Galicia, ya no logra captar la atención de un espectador que se siente desconectado de los contenidos.
“Venres negros” y campanadas
Los datos de audiencia hunden también una de las principales coartadas utilizadas por el Partido Popular para negar las acusaciones de manipulación informativa en la CRTVG. Desde hace más de seis años, las protestas de los “Venres negros”, que denuncian manipulación y precarización laboral, han sido una constante. En 2024, se produjo el detonante con la huelga desatada por la sustitución de programas internos como ‘A Revista’ por ‘O termómetro’, de producción externa. Esto profundizó la crisis interna de la cadena y afectó negativamente la percepción de su independencia.
La retransmisión de las campanadas desde la Praza do Obradoiro se convirtió en un episodio símbolo de la casi inexistente función pública de la corporación de difundir la identidad de los gallegos y gallegas. Durante el evento, que tradicionalmente marca uno de los momentos de mayor audiencia del año, los gritos de protesta contra el proyecto de macrocelulosa Altro (“¡Altri non!”) interrumpieron el directo. Los presentadores se vieron obligados a finalizar la retransmisión de manera precipitada, dejando al descubierto la incapacidad de la cadena para gestionar situaciones sensibles y su desconexión con una parte significativa de la sociedad gallega. Un episodio que simbolizó la creciente tensión entre la CRTVG y su audiencia en caída libre, que esa noche obtuvo un 10,5% de cuota de pantalla, mientras que el año anterior había obtenido un 20,30%.
Informativos: un último bastión en decadencia
A pesar de la caída generalizada, los informativos siguen siendo el punto fuerte de TVG. Con un promedio del 11,7 % de cuota, superan la media general de la cadena. Sin embargo, estos resultados están lejos de los tiempos en los que los informativos lograban captar a gran parte del espectador gallego. La percepción de proximidad informativa sigue siendo una baza, pero no compensa la pérdida general de relevancia de la programación.
El desplome de la audiencia llega en un contexto político marcado por la tramitación de una nueva ley de medios que permitirá a la Xunta reforzar su control sobre la CRTVG. Este anteproyecto, que reduce los requisitos para la elección del director general y abre la puerta a la introducción de lenguas distintas al gallego, ha sido criticado por la oposición y sectores de la sociedad civil, que ven en esta normativa un intento de consolidar el control político sobre los medios públicos.
Lejos de garantizar la pluralidad y la independencia, esta ley podría agravar aún más la pérdida de confianza en la TVG, ya debilitada por una gestión que parece más preocupada por maquillar cifras que por recuperar su rol como televisión pública de referencia.