El secretario xeral de Unións Agrarias, Roberto García, ha lanzado una advertencia sobre la creciente problemática que representa la población de jabalíes en Galicia, no sólo por los daños que causan a las explotaciones agroganaderas, sino también por el peligro que suponen para la seguridad vial y las vidas humanas. Durante una rueda de prensa, García cuestionó la falta de medidas efectivas por parte de la Xunta y pidió probar estrategias diferentes a las implementadas hasta ahora.
Entre las propuestas presentadas por García y Jacobo Feijóo, destacan alternativas complementarias a la caza tradicional, como la instalación de jaulas de gran tamaño capaces de capturar grupos familiares de hasta 20 o 30 ejemplares de una sola vez. También sugirieron el uso de alimentación disuasoria en momentos clave, como los días de siembra, para minimizar los daños en los cultivos. Además, insistieron en la necesidad de agilizar los trámites administrativos para que los cazadores puedan actuar con mayor rapidez, evitando los retrasos actuales, que permiten que los destrozos se produzcan antes de que se otorguen las autorizaciones.
El sindicato agrario exigió la creación de una mesa de trabajo en la que participen la administración, los cazadores y otros agentes implicados, con el objetivo de poner en marcha medidas innovadoras mediante un proyecto piloto. Este proyecto incluiría el despliegue de jaulas de gran tamaño en zonas sensibles y la implementación de estrategias de alimentación disuasoria, coordinadas con los cazadores, para reducir los daños durante periodos críticos como la siembra de maíz.
Unións Agrarias subrayó que la situación actual ha superado el ámbito económico y podría derivar en problemas sanitarios. Según advirtieron, la falta de un censo actualizado de la población de jabalíes agrava el problema, ya que esta especie, altamente prolífica, puede duplicar su número en tan solo un año. A esto se suma la disminución de licencias de caza debido al envejecimiento de los cazadores, lo que limita aún más las herramientas de control disponibles.
Roberto García cuestionó cuánto está dispuesta a invertir la Xunta para compensar los daños causados por esta situación, y reiteró la necesidad de explorar nuevas soluciones. Feijóo, por su parte, destacó que el sindicato ya cuenta con un planteamiento avanzado para un proyecto piloto que permita desplegar grandes jaulas y probar sistemas innovadores. Asimismo, aclaró que la alimentación disuasoria no implica «cebar» a los jabalíes, sino esparcir alimento estratégicamente durante unos 15 días de siembra para evitar destrozos.
Unións Agrarias alertó de que, si no se toman medidas nuevas, el problema estructural «reventará» en un plazo de cinco o seis años. Según García, ya no solo se trata de daños en cultivos como patatas o maíz, sino de un riesgo sanitario y de tráfico que pone en peligro vidas humanas. También advirtió sobre posibles consecuencias graves, como la necesidad de sacrificar granjas completas de vacas o la imposibilidad de exportar cerdos.
El sindicato lleva una década denunciando la falta de acción en este asunto y considera que la comercialización de la carne de jabalí podría ser parte de la solución. Según indicaron, existen iniciativas de cazadores para crear salas de despiece, pero el borrador de un decreto que regularía esta actividad permanece paralizado. Unións Agrarias concluyó que este es el momento para avanzar en todas estas iniciativas, ya que «todo suma» para abordar el problema de manera integral.