José Daniel Pérez Espasadín, sacerdote de la parroquia de San Pedro de Muros, ha anunciado su retirada temporal del ministerio clerical tras más de ocho años al frente de la comunidad. La noticia la ha dado a conocer a través de un comunicado publicado en su perfil de Facebook, donde explica que esta decisión no es necesariamente definitiva.
«Algunos preguntáis si es para siempre. Todavía no es algo definitivo, porque es un momento de cambio y discernimiento sobre lo que Jesús pide en el camino de la vida», expresa en su mensaje.
El párroco ya había adelantado su decisión a los feligreses durante la misa del pasado 23 de febrero y ahora, en su carta, agradece el apoyo recibido. Subraya que se trata de una determinación «meditada, acompañada y en clave de discernimiento cristiano», además de considerarla necesaria en este momento de su vida.
Pérez Espasadín se despide recordando con cariño los años compartidos con la comunidad parroquial y asegura que espera seguir disfrutando de esos momentos «aunque sea de manera diferente».
El respaldo de los feligreses
El perfil de Facebook «Parroquianos de Muros» ha compartido el comunicado del sacerdote, sumándose así a un mensaje previo de la comunidad, en el que los fieles expresan su comprensión y apoyo.
«Don Daniel necesita un tiempo de discernimiento», comentan algunos parroquianos, señalando que los sacerdotes afrontan su ministerio en tiempos de incertidumbre. También destacan que la vocación sacerdotal no se trata de aplicar estrategias para cambiar el mundo, sino de vivir con autenticidad el llamado de Dios. «Todo compromiso de entrega y servicio conlleva renuncias», subrayan en su mensaje.
Un mensaje especial para los niños
En su despedida, el sacerdote dedica unas palabras a los niños de la parroquia, recordando la importancia del trabajo realizado con ellos gracias a la colaboración de catequistas, familias y voluntarios.
Les anima a quedarse «con el Jesús amigo» que han conocido en la catequesis y las misas y reivindica que «la fe no es aburrida», aunque a veces los propios creyentes la hagan parecerlo. «Muchas veces pienso que Jesús también se aburre en nuestras misas», confiesa con humor, asegurando que son los niños quienes aportan alegría con su espontaneidad y entusiasmo.