Dos semanas después del arranque oficial de las clases, el IES Lucus Augusti, el instituto más antiguo de Galicia, continúa en pleno proceso de rehabilitación y sin fecha cerrada para recuperar la normalidad. Aulas sin acabar, cortes de electricidad, polvo acumulado y patrimonio sin proteger han llevado a docentes, familias y al propio Concello de Lugo a exigir explicaciones y soluciones urgentes a la Xunta de Galicia.
Las obras, con un periodo de ejecución previsto de diez meses, arrancaron en verano de 2024 y se prolongaron a lo largo de todo el curso. Los plazos se dilataron, pero alumnos y docentes confiaban en que los trabajos acelerasen en verano y estuviesen finalizados para el arranque de este curso. La propia Consellería de Educación aseguraba que «se le dio un importante impulso a la rehabilitación integral del IES Lucus Augusti, que está en la última fase y finalizará en breve».
Cuando volvieron, sin embargo, las obras seguían allí: había mobiliario lleno de polvo y apilado «de calquera maneira» en el vestíbulo, cableado y maquinaria desperdigada por las instalaciones y, aunque la Xunta se había comprometido a que no habría obreros trabajando cuando arrancasen las clases, ahí estaban y ahí siguen a día de hoy.
Un comienzo caótico
El curso comenzó el 8 de septiembre, pero lejos de un centro listo, alumnado y profesorado se encontraron con pasillos a medio terminar, cableado expuesto y espacios clave cerrados como la sala de profesores, la biblioteca, el salón de actos, varios laboratorios y los baños de la segunda planta.
El director del centro, Carlos Cazón, explica que «a idea era que o 1 de setembro o aulario estivera entregado, sen obreiros circulando», pero la realidad fue distinta. «Temos electricistas, fontaneiros e pintores traballando mentres o alumnado usa as aulas. Hai cortes de luz cada media hora que afectan ao material informático e seguimos sen Internet nin teléfono dende xullo».

Añade que el polvo y la falta de protección han puesto en riesgo incluso piezas del valioso patrimonio del instituto: «Non houbo coidado en retirar nin protexer mobles ou pezas do museo. O Lucus é un edificio histórico e non se tratou con respecto».
Malestar de profesorado y comunidad educativa
La situación motivó que, el 12 de septiembre, parte del claustro se concentrara ante el centro para reclamar a la Consellería de Educación un calendario realista. Según Cazón, la protesta se produjo después de que la Xunta asegurase en una nota de prensa que las obras estaban finalizadas: «O que lles pareceu máis indignante foi ver como anunciaban que todo estaba rematado mentres nós tiñamos ruidos de radiais, po nas estancias e alumnado e profesorado circulando entre obreiros».

La secretaria nacional de CIG-Ensino, Laura Arroxo, respalda el malestar del personal docente. Asegura que «o curso volveu comezar no Lucus con todo o centro practicamente levantado» y que el profesorado se sintió engañado: «o que realmente molestou foi que a Xunta anunciara que as obras estaban rematadas cando non era así, sen nin sequera avisar de que seguirían obreiros dentro». Arroxo denuncia además la falta de medidas de protección. «Había material de Patrimonio, como o mapa de Fontán, amontoado sen coidado, e profesorado e alumnado tiñan que usar mascarillas polo po e polo cheiro a disolventes mentres se barnizaban barandillas».
El Concello pide planificación y soluciones
Desde el Concello de Lugo se critica abiertamente la falta de previsión y se exige a la Xunta que finalice cuanto antes la rehabilitación, garantizando condiciones seguras y dignas para docentes y alumnado. Recuerdan, además, que el Lucus Augusti es un edificio con valor patrimonial y que la intervención no ha respetado ni su condición histórica ni el calendario escolar.

La Consellería de Educación asegura que las obras están en su “recta final” y que todos los espacios se entregarán de forma escalonada “en el plazo de un mes”. Sin embargo, tanto la dirección del centro como el profesorado dudan de ese compromiso y reclaman más transparencia. Como resume Carlos Cazón, resignado, «é unha loucura e un cansancio».