Muere a los 93 años el golpista Antonio Tejero, el preso más famoso del castillo de La Palma

El autor del intento de golpe de Estado del año 1981 ha fallecido este jueves en Valencia a los 93 años de edad
Fallece Antonio Tejero
Fallece Antonio Tejero

Antonio Tejero Molina, el exteniente coronel de la Guardia Civil que encabezó el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, ha fallecido este jueves en Valencia a los 93 años.

Natural de Málaga, Tejero desarrolló su carrera militar en distintos destinos de España, entre ellos Galicia, donde ejerció en A Cañiza antes de convertirse en una de las figuras más controvertidas de la historia reciente del país.

Su nombre quedó ligado para siempre al asalto al Congreso de los Diputados, cuando irrumpió en el hemiciclo junto a un grupo de guardias civiles durante la votación de investidura de Leopoldo Calvo-Sotelo, al grito de «¡Quieto todo el mundo!». Las imágenes de aquel episodio marcaron uno de los momentos más delicados de la transición democrática española.

Tras su detención, Tejero fue condenado a 30 años de prisión, aunque solo cumplió la mitad. Parte de esa pena la pasó en Galicia, en la fortaleza de A Palma, en Mugardos, un edificio defensivo del siglo XVI situado frente al castillo de San Felipe, en la ría de Ferrol. Aquel inmueble, que más tarde sería declarado Bien de Interés Cultural, funcionó durante años como prisión militar y fue adaptado para acoger al exteniente coronel durante varios meses antes de su traslado a la prisión de Figueras.

Vecinos del entorno aún recuerdan su paso por la zona. Durante su reclusión, Tejero disfrutaba de ciertas comodidades poco habituales en un presidio: contaba con varias estancias, baño propio y una pequeña cocina. Algunos residentes aseguran haberlo visto ejercitándose por la cubierta del castillo, convertido temporalmente en su lugar de arresto.

El golpe del 23-F fue planificado junto al general Jaime Milans del Bosch y al entonces segundo jefe del Estado Mayor del Ejército, Alfonso Armada. Este último también mantenía lazos con Galicia: era marqués de Santa Cruz de Rivadulla y residió durante años en un pazo en Vedra, conocido por su jardín histórico.

Tras su liberación en 1996, Antonio Tejero desapareció casi por completo de la vida pública. Rechazó conceder entrevistas, evitó los actos conmemorativos relacionados con el 23-F y se instaló en el anonimato hasta su fallecimiento.

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