La Vía Verde Compostela–Tambre–Lengüelle es hoy uno de los grandes ejes peatonales y ciclistas de la provincia, pero su historia comienza mucho antes de convertirse en un itinerario para caminar, pedalear o recorrer en familia. El trazado recupera la antigua línea ferroviaria que unía Santiago con A Coruña por el interior, un corredor que durante décadas vertebró la vida económica y social de municipios como Oroso, Ordes o Cerceda, hasta quedar en desuso con la llegada de nuevas infraestructuras ferroviarias. Su transformación en vía verde es fruto de un proceso largo, progresivo y sostenido, impulsado desde la Diputación de A Coruña, que decidió asumir la recuperación de este espacio como un proyecto estratégico para la provincia.
Ese compromiso institucional se encuadra dentro del Plan de Mobilidade Provincial de la Diputación, una hoja de ruta orientada a promover un nuevo modelo de desplazamientos más sostenible, a reutilizar infraestructuras en desuso, a conservar patrimonio histórico y a reducir la dependencia del vehículo privado. En ese marco, la vía verde figura como una de las grandes actuaciones estructurales, al aprovechar un antiguo eje ferroviario para convertirlo en corredor verde de movilidad diaria y uso recreativo.
Desde aproximadamente 2017, la Diputación se hizo cargo de la planificación, financiación y ejecución de los distintos tramos, con inversiones que, sumadas, superan ya los 1,8 millones de euros. A lo largo de estos años se han ido licitando sucesivas obras para acondicionar el firme, recuperar puentes, rehabilitar antiguas estaciones y garantizar la continuidad del trazado. Entre las adjudicaciones más recientes destacan los 833.391 euros destinados al tramo entre As Pereiras y Ramelle, de los cuales 531.539 euros los aporta la propia Diputación, y los 279.342 euros correspondientes al tramo de 3,17 kilómetros entre Ramelle y el puente sobre el Tambre. Estas actuaciones permiten avanzar hacia la conexión completa con Santiago, con el horizonte fijado en el verano de 2026.
Hoy, más de 28 kilómetros del recorrido ya están abiertos al uso público. La vía verde discurre por un trazado de pendientes suaves, con firme acondicionado para peatones y ciclistas, atravesando entornos rurales, zonas de ribera y antiguos enclaves ferroviarios. Elementos como el Túnel da Costa, de 207 metros, los puentes históricos y estaciones como Garga-Trasmonte, Ordes-A Pontraga o Cerceda, hoy rehabilitadas en algunos casos como áreas de descanso, forman parte de un patrimonio recuperado que da identidad al recorrido.
El itinerario permite acceder además a numerosos espacios naturales y puntos de interés cultural: el río Tambre, el Lengüelle, antiguos molinos de agua, la iglesia de Santa María de Ordes, la Fervenza de Santaia, el Lago das Encrobas o distintos paisajes de alto valor ambiental. La vía verde se ha ido consolidando también como espacio de actividad social y deportiva. En los últimos años se han organizado carreras populares, marchas ciclistas y rutas guiadas, que han contribuido a darla a conocer entre vecinos y visitantes.
En paralelo a la obra física, la Diputación ha impulsado actuaciones complementarias vinculadas a la sostenibilidad turística: áreas de descanso, puntos de agua, estaciones de autoreparación de bicicletas, señalización homogénea, digitalización de rutas y herramientas para facilitar el uso del trazado. La idea de fondo es que la vía no sea solo una infraestructura de paso, sino un elemento activo dentro del territorio.
El tramo decisivo que permitirá cerrar la conexión con Santiago marcará un antes y un después. Con la obra entre As Pereiras y Ramelle ya en marcha y el tramo Ramelle–Tambre licitado, el proyecto entra en su fase final. La plataforma tendrá unos 3,5 metros de ancho, con firmes diferenciados para peatones y bicicletas, integración con caminos rurales próximos y conexión directa con la capital gallega. Cuando el trazado esté completo en 2026, la Vía Verde Compostela–Tambre–Lengüelle superará los 36 kilómetros y se convertirá en la vía verde más larga de Galicia.
¿Un trazado hasta A Coruña?
En paralelo a este eje interior, la provincia cuenta con otros proyectos distintos de movilidad ciclista. Uno de ellos es la red de sendas ciclables del área coruñesa, que en los últimos años se ha expandido por A Coruña y su entorno. Dentro de ese ámbito se sitúa también la llamada senda ZEC, vinculada a los espacios protegidos del entorno del embalse de Cecebre y a los corredores verdes del área de Abegondo y Cambre. Aunque se trata de un proyecto independiente de la vía verde del antiguo ferrocarril, desde la planificación provincial se contempla como una posibilidad de futuro que ambas infraestructuras puedan llegar a conectarse, de modo que el eje de Santiago pueda enlazar con la red ciclista del entorno coruñés.
Ese escenario, todavía en fase de idea y sin un proyecto constructivo definido, permitiría a medio o largo plazo establecer un gran corredor ciclista entre Santiago y el área de A Coruña, combinando dos infraestructuras distintas pero complementarias: la vía verde interior y las vías ciclistas metropolitanas. De hacerse realidad, abriría un itinerario continuo de largo recorrido entre ambas áreas urbanas.
Mientras ese horizonte se define, la vía verde ya actúa como motor social, turístico y territorial. Un corredor que estuvo abandonado durante décadas ha vuelto a integrarse en la vida cotidiana de la provincia. Ha permitido recuperar estaciones, puentes, túneles y paisajes vinculados a la memoria ferroviaria, ha generado actividad alrededor de los concellos implicados y ha creado un espacio seguro y accesible para caminar, pedalear, correr o simplemente recorrer el territorio desde otra perspectiva.
Para muchos vecinos de la provincia que aún no conocen este proyecto, la Vía Verde Compostela–Tambre–Lengüelle representa una infraestructura singular: un camino que combina historia, patrimonio, naturaleza y uso público, y que demuestra cómo una infraestructura en desuso puede recuperar sentido cuando se pone al servicio de la ciudadanía. Su culminación en 2026 marcará un hito para la movilidad sostenible en A Coruña, y su posible conexión futura con otras redes verdes abrirá una nueva etapa en la forma de recorrer el territorio.

