La Navidad de Vigo ha vuelto a convertirse este fin de semana en un potente imán para miles de visitantes. Las luces, la decoración y las atracciones navideñas han llenado la ciudad desde primeras horas de la tarde, con calles abarrotadas, aparcamientos completos y largas esperas para conseguir mesa en los restaurantes del centro. Sin embargo, junto a las habituales estampas festivas, una escena concreta ha reavivado el debate sobre el modelo turístico que acompaña a estas fechas.
La imagen que ha generado la controversia fue captada en la noche del sábado en la calle Areal. En ella se observa a un grupo de turistas instalando un improvisado pícnic en plena acera, con mesa plegable, sillas, nevera portátil y comida traída de casa. Una cena al aire libre que sorprendió a vecinos y transeúntes y que rápidamente se difundió en redes sociales.
No se trata de un hecho aislado. La Asociación de Vecinos del centro de Vigo ha denunciado en los últimos días varias situaciones similares, publicando fotografías de grupos de visitantes comiendo y bebiendo en la vía pública, algunos incluso con todo el menaje necesario para montar una especie de campamento urbano. Según la entidad vecinal, estas prácticas alteran la convivencia y reflejan un tipo de turismo con escaso impacto económico en la ciudad.
La polémica se produce, además, en un contexto de ocupación casi total. Durante el fin de semana, los hoteles rozaron el lleno técnico, favorecidos también por el buen tiempo, mientras que la hostelería del centro se vio desbordada por la demanda. Pese a ello, parte de los visitantes optaron por consumir sus propios alimentos en la calle, una imagen que ha sido interpretada por algunos como falta de civismo.
El debate no es nuevo. Precisamente el viernes anterior, el centro de Vigo fue escenario de una protesta vecinal en la que se criticaba la masificación navideña y la presión sobre los servicios urbanos. En su manifiesto, los convocantes señalaban que muchos turistas disfrutan del ambiente festivo sin apenas gastar en la ciudad.
Mientras tanto, Vigo sigue recibiendo cada día a miles de personas atraídas por su Navidad, una celebración gratuita y abierta que, año tras año, vuelve a situar a la ciudad en el foco mediático, esta vez también por las escenas que dividen opiniones entre vecinos y visitantes.
