Ferrolterra no deja de hundirse en su particular lucha contra el desempleo y la despoblación

La crisis económica generada por la pandemia del Covid-19 se ha unido al declive demográfico de la zona y a una nueva coyuntura industrial que amenaza con destruir miles de empleos
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Ferrol, Eume y Ortegal atraviesan actualmente una crisis económica coyuntural, provocada por la epidemia del Covid-19, que se une a la crisis estructural que acarrean desde hace décadas. Una combinación explosiva que, junto a otros factores externos, está asfixiando a miles de familias en las comarcas. La última Encuesta de Población Activa (EPA) volvió a mostrar el rostro más amargo de los datos macroeconómicos para la zona.

El municipio cabecera y tractor económico de la zona, Ferrol, vuelven a situarse con las peores cifras de las siete grandes ciudades gallegas y con números no tan lejanos a los registrados en la última gran crisis de 2008. La tasa de paro en la ciudad es del 17,9 %, lo que deja un total de 4.200 desempleados al cierre del mes de octubre.

Pero todavía resulta más preocupante la tasa de actividad que baja hasta el 43,5% mientras que en octubre de 2019 era casi del 50%. Esto significa de los 54.000 ferrolanos en edad de trabajar (población activa), apenas 23.500 tiene un empleo, lo que deja una legión de casi 30.500 personas inactivas, entre las que se encuentran jubilados, estudiantes mayores de 16 años, pensionistas o gente que no busca empleo activamente. Cabe destacar que en 2009 -ya en período de decadencia- la población activa de Ferrol era de 62.500 personas, lo que da buena cuenta del declive poblacional que se sufrido la urbe en los últimos diez años.

En cuanto a la tasa de ocupación, es decir la población mayor de 16 años que tiene empleo, la de Ferrol está también, consecuencia de todo lo anterior, a la cola de las siete grandes ciudades. Así, este dato se sitúa en el 35,7%, cada diez puntos menos que al inicio de 2019 y cinco puntos menos que en el tercer trimestre del pasado año. En términos absolutos, en un año se ha pasado de 22.900 personas ocupadas a 19.300, según los datos del Instituto Galego de Estatística.

Menos afiliación a la seguridad social

El panorama a nivel comarcal no es mucho más alentador a tenor de los datos de afiliación a la Seguridad Social del pasado mes de octubre. El conjunto de las comarcas registraba en 2019 un total de 38.098 trabajadores en régimen general, mientras que al cierre del mismo mes en 2020, la cifra cayó hasta los 36.676 empleados. En cuanto a los autónomos, la caída ha sido menos significativa en términos interanuales, aunque son 100 personas menos las que se han dado de baja como trabajadores por cuenta propia.

Habrá que esperar a finales de enero para conocer en qué medida afectará la pandemia del Covid-19 a una de las mejores épocas del año para la economía, como son las navidades. En cualquier caso, las comarcas se encuentran envueltas en medio de una tormenta perfecta que afecta tanto al sector de la hostelería (que aglutina a unas 1.000 pymes en Ferrol, Eume y Ortegal), como a la industria.

La crisis que vive en naval, que entrará en un período de gran subactividad el próximo año y que afronta el reto de transformarse digitalmente; el incierto futuro de Endesa en As Pontes en medio del proceso de transición ecológica hacia la descabornización; el desmantelamiento de la fábrica de Gamesa en As Somozas o la crisis de producción marisquera que afecta a cerca de 600 familias de Ferrol, Fene y Mugardos, generan una profunda incertidumbre socioeconómica en una zona que lleva décadas soportando las embestidas del desempleo y la despoblación.

 

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