El alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo, ejercerá como delegado del rey Felipe VI en la Ofrenda de la ceremonia Traslación de los restos del Apóstol, que se celebrará el próximo jueves 30 de diciembre en la Catedral compostelana.
La celebración religiosa en la que el regidor pronunciará la ofrenda a Santiago arrancará en torno a las 11:15. Pero antes, la Praza do Obradoiro acogerá el habitual pase de revista a las tropas, que estarán encabezadas por el general jefe de la Fuerza Logística Operativa (FLO), Juan Francisco Arrazola Martínez.
Finalizada la misa, según informa el Ayuntamiento, la comitiva de autoridades se dirigirá al Pazo de Raxoi, donde el alcalde —como delegado del monarca— presidirá una recepción con motivo de la celebración de la Traslación y firmará en el Libro de Honor.
Bugallo sucederá así al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, quien ejerció como delegado regio en la Traslación del 2020, y al presidente del Parlamento de Galicia, Miguel Ángel Santalices, que hizo lo propio en 2019.
Leyenda de los restos del apóstol
La ceremonia de la Traslación se celebra anualmente el 30 de diciembre, en recuerdo del traslado de los restos del Apóstol Santiago desde el puerto Jaffa (Jerusalén) hasta las costas gallegas, donde fueron desembarcados en el muelle de Iria Flavia, en Padrón (A Coruña).
Según la tradición, la reina Lupa, soberana de las tierras, envió tropas en persecución de la comitiva apostólica, que fue salvada por un milagro que ahogó a los perseguidores en las aguas del río Tambre.
La reina Lupa se quedó tan asombrada por este hecho que ofreció su ayuda a los discípulos para que pudiesen enterrar los restos del Apóstol, que fueron trasladados en un carro tirado por bueyes en la búsqueda de un lugar para su reposo.
Tras detenerse —siempre según la leyenda— en la fuente de la actual rúa do Franco, los bueyes continúan su camino hasta quedarse inmóviles en el lugar que desde aquella se denomina ‘Libredón’ (‘Liberum domum’, regalo libre), donde el Apóstol es enterrado y pasa al olvido hasta hasta su posterior descubrimiento en el año 813 por un eremita.
La primera Ofrenda de la Traslación la realizó el rey Alfonso VI en el año 1109, entregando una docena de talentos de oro y otra de marcos de plata. En 1642, bajo el reinado de Felipe IV esta ceremonia se institucionaliza con carácter definitivo y, desde entonces, actúa como oferente el rey o un delegado regio.