Inaugurada la nueva senda peatonal y paso subterráneo de la N-VI en Lugo

Esta renovada infraestructura duplica su altura, disminuyendo el efecto túnel y haciéndola más accesible
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Acceder a la zona fluvial del río Miño, así como a sus instalaciones y servicios, es desde hoy más cómodo y seguro para todas y todos los lucenses. La alcaldesa, Lara Méndez, miembros de su equipo de gobierno y numerosos vecinos participaron este domingo en el acto de apertura de la nueva senda peatonal y paso soterrado bajo a N-VI, que se renovó y amplió para mejorar las conexiones a pie y en bicicleta con el Miño.

“Coa renovación desta infraestrutura e a humanización da súa contorna, seguimos a impulsar as conexións entre a trama urbana de Lugo e a súa zona fluvial, favorecendo unha mobilidade máis sostible ao reducir o uso dos vehículos particulares e, polo tanto, as emisións de CO2 á atmosfera e a contaminación”. Méndez destacó, asimismo, que la obra embellece un entorno muy utilizado por el vecindario, y que cuida los detalles para la ciudadanía, como la instalación de barandillas, que dan apoyo a las personas como problemas de movilidad.

Las obras contemplaron la demolición del paso inferior existente, hecho de hormigón, y la ejecución
de una nueva estructura, con un gálibo horizontal y vertical más amplios, disminuyendo el efecto túnel y haciéndolo mucho más agradable y seguro para el usuario, con perspectiva de género. En este sentido, se dobló su anchura, que cambió de 4,5 a 8 metros, y la altura, pasando de 2 metros -en los extremos- a 5,3 metros de alto actualmente.

Por otra parte, el proyecto también incluyó la adecuación de la senda peatonal que conecta la explanada
ubicada al norte de la Nacional hasta el hostal San Lázaro, con unión a la Calzada da Ponte, un itinerario
ya existente que, por sus características, resultaba incómodo para los viandantes, especialmente en la época de invierno, al formarse charcos y zonas de barro. Para evitar este problema y mejorar la comodidad de los usuarios, se llevó a cabo su pavimentación mediante una capa de zahorra de 20 centímetros, sobre la que se ejecutó una
capa de 5 centímetros de pavimento drenante, adecuado al tráfico peatonal y ciclista y aceptando el uso ocasional de vehículos.

El paseo peatonal, de 335 metros de longitud, tiene dos metros de ancho y el muro de la zona del terraplén de la N-VI se revistió en piedra natural para su integración en el entorno. En cuanto a la iluminación, se instalaron luminarias LED tanto en la senda peatonal como en el paso inferior, para dotar de mayor seguridad el paso. Lara Méndez recordó que esta obra fue muy compleja de desarrollar ya que para poder actuar fue necesario primero desviar el tráfico de la N-VI a través de una nueva estructura que tuvo que absorber de manera provisional más de 25.000 vehículos diarios.

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