En tiempos de incertidumbre y desafíos, la historia de “Xema y Clara” brilla como un ejemplo inspirador de resiliencia, sostenibilidad y creación de oportunidades laborales para personas con discapacidades psíquicas. Esta iniciativa, encabezada por Juan Soriano y su organización Entrelampo, se ha convertido en un faro de esperanza en medio de la pandemia y un testimonio del poder del espíritu emprendedor. El trabajo continuo de la Asociación Galega de Centros Especiais de Emprego de Iniciativa Social (Cegasal) y la iniciativa liderada por este psiquiatra ha logrado abrir las puertas de empleo a personas que, históricamente, han enfrentado obstáculos significativos en el mercado laboral.
La alianza entre Cegasal y Entrelampo ha resultado en proyectos innovadores centrados en la inclusión laboral. Uno de los ejemplos más notables es la huerta de Entrelampo, ubicada en la parroquia de Marrozos, Santiago. Este proyecto, desarrollado en colaboración con Cáritas, no solo brinda empleo a personas con discapacidades psíquicas graves, sino que también se centra en la producción y venta de verduras frescas bajo la marca “Avoa Hortensia”. Esta marca ya ha comenzado a abastecer tiendas locales de Santiago, Teo, Ames, Brión, así como colegios y clientes en línea, lo que ha resultado en una respuesta positiva de la comunidad.
Juan Soriano explica que, desde hace casi ocho años, en 2016, rondó por su cabeza poner en marcha un proyecto de este tipo inspirado en la asociación catalana La Fageda, dedicada a la producción y comercialización de lácteos en Cataluña. “Fue al final del 2020 y principios del 2021, en plena pandemia, cuando creamos la marca Xema y Clara. Decidimos lanzar una campaña de crowdfunding que resultó ser un éxito, recaudando cerca de 50.000 euros. Todo esto lo hicimos a través del internet, en plena pandemia”, nos comenta Juan. “En agosto de 2021 recibimos una ayuda de 2GDR de Desarrollo Rural que nos permitió realizar inversiones para la huerta en la finca de Marrozos”. La finca es donde actualmente se lleva a cabo la producción. El nombre “Xema y Clara” tiene un doble sentido, ya que, además de referirse a los huevos, hace alusión a dos personajes ficticios, como parte de una estrategia de marketing. “Para la huerta, buscamos una relación con Xema y Clara y surgió Avoa Hortensia”, explica Juan.
El esfuerzo de Juan y su equipo no solo se enfoca en la agricultura sostenible, sino también en la creación de oportunidades laborales para personas con diversidad funcional. “Comenzamos con una encargada y dos peones hortícolas con discapacidad psíquica, vendiendo cestas a domicilio en tiendas de Santiago. Este año, contratamos a una tercera persona”, señala Juan. El proyecto de Xema y Clara, inicialmente destinado a la producción de huevos ecológicos, tuvo que ser reconfigurado debido a problemas técnicos con la nave en la que planeaban trabajar, en Chantada. Pero lejos de desanimarse, el equipo buscó alternativas: “En lugar de una gran nave, buscamos una finca en Marrozos para iniciar una explotación más artesanal de huevos ecológicos”, dice Juan.
Una de las características más destacadas de esta empresa es su filosofía sostenible. El cliente se convierte en un “coproductor”, consumiendo lo que se produce en temporada. “Es un modelo de consumo sostenible. Consumimos lo que produce la huerta en cada temporada”. Juan y su equipo están constantemente innovando. Próximamente lanzarán una nueva tienda online más profesional y automatizada. “Estamos muy satisfechos con el trabajo, pero aún nos quedan plazas disponibles para clientes a domicilio. Esperamos poder conseguir la estabilidad económica necesaria para seguir creciendo”, comenta.
El trabajo de los peones hortícolas con discapacidad psíquica —José, Fernando e Isabel— es esencial para la empresa. “No hay ninguna variación en sus funciones con respecto a una empresa hortícola normal”, nos aclara Juan. Uno de ellos, por ejemplo, es el principal repartidor y maneja el tractor, mientras que otro se encarga de la recolección y organización de pedidos. Todos ellos tienen entre 40 y 50 y entre un 30 y 40% de discapacidad reconocida. Y, además, un nexo en común: llevaban media vida sin trabajar. “Salvo algunos contratos muy cortos y precarios, no habían tenido experiencias laborales serias y sostenidas en el tiempo anteriormente”, explica el gerente de Entrelampo, quien recuerda que el de los discapacitados psíquicos es el colectivo con mayor paro de España. “Llevaban entre 15 y 20 años sin trabajar, aunque alguno sí ayudaba en tareas de agricultura y ganadería en casa. Incluso uno de ellos tiene experiencia en el manejo de tractores”.
El papel de Cegasal
Tal y como explica el propio Juan Soriano, el papel de la Asociación Galega de Centros Especiais de Emprego de Iniciativa Social (Cegasal) el papel de la entidad ha sido clave para poder poner en marcha su proyecto, especialmente a la hora de llamar a las puertas de las administraciones públicas y recabar fondos. “Dejas de ser un lobo solitario. Ir acompañado de la gente de Cegasal le da más garantías a tu proyecto y sirve de paraguas”. Además, explica el gerente de Entrelampo, cumple una labor importante de acompañamiento y sostén a la hora de conseguir préstamos y ayudas.
Esta colaboración demuestra que unidos, Entrelampo y Cegasal pueden crear un futuro laboral más inclusivo para aquellos que a menudo se enfrentan a desafíos adicionales en el mercado laboral, explica el presidente de la asociación, Herminio Martínez. “Nuestra labor es la divulgación de los centros especiales de empleo, aparte de lo que es también nuestra labor de asesoramiento y de reivindicación y defensa de nuestros derechos, tanto en lo que se trata de administración pública como de empresa ordinaria privada”.
El presidente de Cegasal también hace hincapié en que el propósito fundamental de los centros especiales de empleo va más allá de la contratación reservada. “Lo ideal es que los centros especiales de empleo funcionasen como un trampolín para que una persona adquiera unos conocimientos y una formación en lo que es el ambiente laboral y que pueda dar un salto a la empresa ordinaria”, comenta el presidente de la entidad. Reconoció que, aunque existen casos de éxito, el estigma aún persiste y muchas empresas privadas optan por otras medidas alternativas. “Una donación a fondo perdido a una entidad que promocione el empleo, y la opción que para nosotros también es la más coherente es la de establecer una relación comercial con algún tipo de centro especial de empleo que pueda suministrar algunos de sus servicios o algunos de sus productos”.