La familia de Diego Bello, el joven fallecido en la isla de Siargao, en Filipinas, en enero de 2020 por disparos de agentes de la Policía celebra el comienzo del juicio, fijado para octubre. El fiscal, recuerda la familia en un comunicado, acusa a un capitán y dos sargentos «de un delito de asesinato y otro de manipulación de la escena del crimen».
El Juzgado número 1 de la Corte Regional de Manila prevé celebrar dos sesiones cada mes «para tratar de determinar la culpabilidad de los acusados y esclarecer las motivaciones del crimen». En la primera jornada, que se celebrará el próximo miércoles 11 de octubre, está previsto que la acusación presente pruebas contra los policías y llame a declarar a los primeros testigos.
Francisco Lafuente, tío de la víctima y portavoz de la familia, afirma que «después de tres años y medio de lucha para conseguir justicia para nuestro querido Diego, vemos más próximo conseguirlo gracias al trabajo de mucha gente: familia y amigos, embajada en Filipinas y representantes de los partidos políticos y de equipos deportivos y también al apoyo de los medios de comunicación».
Según el informe policial, Bello estaba considerado un narcotraficante. Sin embargo, las investigaciones tanto de la Comisión de Derechos Humanos de Filipinas y de la Policía Judicial de Filipinas «demostraron que dicha operación fue un montaje cuyo único objetivo era el asesinato del empresario coruñés».
Los acusados permanecen en prisión desde febrero de 2023 cuando se entregaron en Manila, «después de estar huidos de la justicia durante 10 meses».
