Más de 1.200 Kilómetros de ilusión para conocer a sus ídolos

Viaje relámpago de Marcos y su familia para ver de cerca a Cantero y Gazzaniga
Marcos posando con su pancarta
Marcos posando con su pancarta

El sábado 3 de febrero a las 7 de la mañana, Marcos y su familia pusieron rumbo a Ferrol desde un pueblo de la sierra de Madrid. El objetivo era llegar a tiempo a la tienda oficial que el Racing de Ferrol tiene en la calle Real y que baja la persiana a las 13:30 horas. El reloj rozaba la una del mediodía cuando después de recorrer algo más de 600 kilómetros, Marcos pudo hacerse con unas bufandas del Racing, una sudadera y varias pulseras. Ya tenía la camiseta, pero su abuela, que vive en el Inferniño, le había prometido que le regalaría alguna cosa más si sacaba buenas notas. Dicho y hecho.

La culpa de la pasión de Marcos por el Racing de Ferrol le viene de su padre. Aunque Manuel lleva casi treinta años viviendo en Madrid, su madre sigue viviendo en el Inferniño y él todavía recuerda los partidos que vivía de pequeño en el Manuel Rivera: “Cada día de partido era una fiesta, desde la ventana de mi casa se veía perfectamente el estadio, pero yo tenía que bajar y vivirlo allí con todo el mundo. Antes no había tantos controles, recuerdo colarme en Tribuna y estar cerca de los jugadores. Tengo muy buenos recuerdos de aquella época”, asegura Manuel.

Aunque la familia suele viajar a Ferrol varias veces al año, en Semana Santa siempre y normalmente en verano, lo cierto es que todavía no habían tenido la ocasión de ir a disfrutar de un partido en A Malata. “Esta temporada fuimos a Alcorcón y a Leganés a ver el Racing, pero nos surgió la oportunidad de ir a A Malata contra el Eibar. Sabíamos que era un poco locura viajar el sábado por la mañana y volver el domingo después del partido. No eran ni 48 horas y nos teníamos que hacer más de 1.200 kilómetros. Viajamos mi mujer y yo, con Marcos, que tiene 9 años y nuestra otra hija que tiene 3. Aunque el lunes fueron un poco cansados al colegio, mereció muchísimo la pena”, asegura Manuel.

 

El pequeño Marcos junto a los guardametas racinguistas Cantero y Gazzaniga

 

Después de equiparse bien el sábado, llegó el gran día. A Malata presentó una entrada espectacular para recibir al Eibar y Marcos se presentó al partido con una pancarta que rezaba: “Cantero y Gazzaniga, he hecho 1.200 km para veros. ¿Me podíais dar una camiseta porfa? Yo también soy portero”. El joven aficionado racinguista juega de guardameta en el equipo de su pueblo y conocer a sus ídolos del Racing era uno de sus sueños.

Los jugadores saltaron a calentar al terreno de juego y Marcos, ubicado en fondo sur, gritó a sus ídolos para que lo vieran. Ambos lo saludaron y lo emplazaron a verse después del partido. Racing y Eibar firmaron las tablas en el marcador (1-1), siendo Cantero uno de los hombres del partido. Al finalizar el encuentro, el portero se acercó a saludar a sus ex compañeros del Eibar y Marcos abandonó el campo pensando que su ídolo se había olvidado de él. Pero no fue así.

Cantero se acordó entonces de Marcos y se dirigió a toda velocidad a la puerta de salida situada entre fondo sur y tribuna. Empezó a hacer aspavientos a los empleados del club para que le abriesen la puerta y salió, todavía con la ropa de jugar y sin ducharse, para estar con Marcos que allí lo esperaba, libreta y bolígrafo en mano. Cantero le firmó un autógrafo, se hizo fotos con él y le regaló sus guantes. Pero la cosa no terminó ahí y minutos más tarde fue Gazzaniga el que hizo lo mismo. Marcos lo había conseguido.

“Jamás imaginamos una acogida así, tanto por parte de la afición como de los jugadores. Hemos alucinado con la relación que tienen con los aficionados. Con nosotros, sin conocernos de nada, se portaron de diez. Marcos iba súper feliz en el viaje de vuelta y muy emocionado con todo lo que había vivido. Fue brutal. No os imagináis como nos hicisteis sentir”, asegura la madre de Marcos.

Después del partido, otros 600 kilómetros para volver a casa, pero esta vez cargados de emoción y de buenos recuerdos que quedarán siempre en el recuerdo de Marcos y su familia, gracias a unos jugadores y a un club que demuestran que la comunión con su afición es total.

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