El domingo 17 de marzo será el último día para conocer la exposición “Orixes II” que acoge el Centro Torrente Ballester de Ferrol. En ella, se muestran los resultados de la primera campaña de excavación del castro de Esmelle, promovida el pasado verano por la Cátedra de Arqueología y Educación Patrimonial de Ferrol que dirige Juan Luis Montero Fenollós, quien hará una visita guiada este viernes a las 19:00 horas.
Los primeros trabajos en la zona conocida como Tralocastro, topónimo que ya indica la existencia de patrimonio castrexo, duraron del 24 de julio al 4 de agosto de 2023. En ella participaron 14 personas entre las que estaban tanto profesionales de la arqueología como alumnado en prácticas que, después de ocho días de trabajo, recuperaron hasta 220 piezas.
Borja Rey Seoane es uno de los arqueólogos voluntarios que forma parte del equipo y explica que, en la actualidad, Galicia tiene registrados en torno a 300 castros: “Só na zona próxima a Tralocastro temos o castro de Papoi, o da Croa de Fontá en Doniños, o da illa de Santa Comba ou o de Lobadiz”. Estos tres últimos están situados en un enclave costero “dende os que se controla visualmente a costa”.
No obstante, el de Tralocastro, grande y de interior, se dominan zonas de paso como el val de Esmelle, el val de Marmarcón y el val de Papoi. “Se miramos con Google Earth vemos que ten un habano visual que controla un montón de pasos naturais”.
La primera excavación de este castro de Esmelle se hizo en los años 70, por la familia que poseía el terreno. Un terreno que con la Concentración e Reestructuración parcelaria decretada en 1983 y que afectó la zona Covas – Esmelle – Marmancón – Mandiá, quedó sin nadie que lo reclamara. Por lo que el concello de Ferrol lo absorbió. Hecho importante para los humanistas ya que tener “un xacemento en terreo público, axuda moito”.
Primera campaña
Así pues, este verano se empezó a excavar el pasado verano gracias a la financiación del concello de Ferrol y la Universidade da Coruña (UDC). El director de la cátedra, narra en su diario de excavaciones que “los muros de mampostería, con sus correspondientes derrumbes”, se empezaron a delimitar a medida que avanzaban las horas y los días posteriores. También apareció un misterioso “edificio de esquina redondeada” que mantuvo “intrigado” a todo el equipo.
Cada día hacían algún descubrimiento que los arqueólogos registraban “minuciosamente a través de fotos, dibujos, fichas descriptivas, etc.”. En cualquier exploración, el equipo debe seguir un registro detallado sobre el campo para luego finalizar el proceso con unas conclusiones históricas.
Por ejemplo, en esta campaña encontraron un fragmento de una tégula (teja), un borde de cerámica común o fragmentos de cerámica de origen bracarense (s. I a.C), lo que indica que hubo influencias de los romanos, porque este tipo de material solo lo usaban ellos.
Con respecto a la mampostería, en uno de los muros llegaron hasta la cimentación, a 2,30 metros. Rey Seoane explica que “iso é raro atopar en castros do noroeste; un muro de esa entidade así de conservado. En montaña sí que é máis habitual, porque tes as casas construidas na ladeira, e cando cae a terra, ese muro queda conservado porque está apoiado na montaña”.
Ya en el último día de trabajo de campo, los arqueólogos volvieron a tapar con telas de protección (geotextiles) y con tierra el castro desenterrado: si Patrimonio de la Xunta no da no da permiso para dejarlo destapado, que suele ser lo habitual, deben volver a cubrirlo para que siga protegido bajo tierra.
Justamente ese es el motivo por el que existe el concepto de reserva arqueológica. Cuando se excava solamente un porcentaje del yacimiento es para dejar a las generaciones futuro restos a inspeccionar. Porque excavar significa destruir información que estaba sepultada y, si hace décadas se utilizaban técnicas excesivamente destructivas, es probable que en la actualidad se estén usando también técnicas arcaicas en comparación con las que existan en el futuro.
Próxima campaña
Este verano va a volver con otra campaña durante un periodo de tres semanas. Aunque todavía están pendientes de la financiación y de la limpieza del monte, que está completamente cubierto de eucaliptos, y que el Concello se ha comprometido a despejar. Los arqueólogos tienen “a confianza de que sexa un proxecto de varios anos, que se vaia prolongando no tempo ”
“O límite o final normalmente son os cartos”, explica Rey Seonane, “un dos motivos por los que no se excave máis en non se musealice máis xacementos é porque o mantemento é moi caro”.