En un edificio del casco histórico de Ferrol, una fotografía conservada durante décadas entre libros antiguos y manuscritos parecía contener un mensaje. Nadia Boulanger —la compositora francesa del siglo XX, mentora de grandes figuras como Daniel Barenboim, Quincy Jones y Philip Glass— dedicaba su retrato, tomado en 1930 en Vigo, “con mucho cariño” a una Tal Sofía. Aunque la destinataria no se apellidaba Infante Souto, el hallazgo en su biblioteca familiar ha marcado el destino de esta compositora gallega, que ha creado una banda sonora para Isabel Coixet y ahora lo hace para la película Justicia Artificial, que se estrena este viernes 13 de septiembre.
Nació en Santiago de Compostela y, con solo 35 años, cuenta ya con una trayectoria que incluye proyectos como “Elisa y Marcela”, de Coixet, el que considera “uno de sus trabajos más especiales”, tanto a nivel personal como profesional. Sin embargo, no le llegó por azar: “Se me metió en la cabeza que debía ser la encargada de ponerle la música a esta historia por los paralelismos que tenía con las protagonistas: dos mujeres gallegas, maestras, lesbianas, … Sentí que era un trabajo para mí e hice todo lo posible para conseguirlo”.
La compositora relata que este fue uno de los momentos más importantes de su carrera, pero también uno de los más difíciles por estar sobrellevando un duelo muy doloroso: “Justo se murió mi madre cuando había empezado a componer”. Esta situación dramática permeabilizó incuestionablemente en su trabajo, en particular en la pieza que acompaña los créditos del final, que considera una de las más conmovedoras de su carrera: “es muy difícil separar tus propias emociones de la música”.
“Tomé una decisión arriesgada”
Aun habiendo entrado en el mundo del cine por la puerta grande y de la mano de un gran referente, Sofía nunca pensó que se dedicaría a esto —aunque tocara la percusión desde los 8 años y siempre fuera al conservatorio—: “Al principio había empezado enfermería porque era lo que querían mis padres. Aunque solo fui cuatro días a clase”, admite. Finalmente, optó por la música, aun a sabiendas de que era una decisión arriesgada, “porque no todo el mundo puede vivir de componer, por eso también compagino con la docencia, para asegurarme un método de supervivencia y seguir vinculada a la música.”
Y así es como se encuentra ahora, compaginando la docencia musical en el Conservatorio de Caranza con la composición de música para obras audiovisuales. En su último trabajo, “Justicia Artificial”, dirigida por Simón Casal y protagonizada por Tamar Novas y Verónica Echegui, cuenta que se trata de una partitura temática totalmente diferente a su primer trabajo en un largometraje: esta es un thriller político, la otra un drama. A cargo de la santiaguesa quedó conseguir una atmósfera intensa y misteriosa con los picos de acción para que la atención no decaiga. Y lo ha conseguido a través del piano, el violonchelo y toques electrónicos.
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Este encargo, al contrario que el anterior largometraje, le llegó solo. “Haber trabajado con Coixet fue como una especie de reclamo. Es una muy buena presentación para el mundo profesional. Pero también gracias a productoras como Chelo Loureiro, de “Justicia Artificial”, que confía mucho en mi labor.”
“No es un lienzo en blanco”
Para dar inicio a esta obra “hubo una fase previa de inspiración”. En la que buscar el estilo y la instrumentación para seleccionar qué instrumentos convienen o no. Posteriormente, cuenta que fue trabajando sobre imágenes propias del filme, pero matiza que no se trata de un “lienzo en blanco” porque se ayuda del libreto y las indispensables directrices del realizador. “El director o la directora tiene una serie de ideas que te guían a entender bien la película y el estilo que se imaginan”, matiza.
Comenta que la música debe transmitir la emoción contenida en las imágenes, que vaya en consonancia con lo que se está viendo para que cale en el espectador. “No es lo mismo las bandas sonoras de las películas de Hollywood, que están todas hechas como en serie: A mí, personalmente, no me dicen nada. Hay un abuso de siempre los mismos tipos de ostinatos.”
Las mismas fórmulas
El ostinato consiste en repetir de forma continua de un pequeño fragmento melódico, rítmico o armónico, y la artista critica que se abuse de estos “mismos métodos una y otra vez para generar emociones”. “Es un ´sota, caballo y rey´”, comenta descuadrada. “Para las escenas de amor usan siempre esta fórmula, para el miedo esta otra. Es un abuso, pero con muchos matices, porque siempre hay compositores que se salen de esa línea”, explica.
Por otro lado, la autora cree que el cine europeo y el coreano está viviendo un buen momento. “Ahora hay un boom cinematográfico muy interesante. Se está perdiendo un poco el rollo orquestal, lo acústico, y hay una predominancia clarísima de la música electrónica”, considera que esta tendencia puede tener cierto encanto, pero siente que por desgracia “a veces se pierde el toque humano que aportan los instrumentos reales.”
“Justicia Artificial”
El próximo domingo 15 de septiembre, Sofía y el director del film, presentarán un cine-coloquio en el Dúplex de Ferrol a las 19:45 horas. Tratarán esta historia de abogados, que comienza cuando el gobierno español anuncia un referéndum para aprobar la implementación de un sistema de Inteligencia Artificial en la Administración de Justicia. Una premisa que da pie a una desaparición que desata desconfianza, sospechas y conspiraciones.