La coruñesa Lara Prendes es diseñadora de moda. Tras culminar sus estudios trabajó 10 años en este sector, pero se dio cuenta de que los valores de la industria no encajaban con ella. Por eso, se lanzó al emprendimiento buscando la manera de poder ganarse la vida de una forma «más acorde» con sus ideales. Aunó sus otras pasiones, la alimentación y la nutrición, así como la lucha por la sostenibilidad, y creó ‘Despensa 77’.
Su establecimiento es el primer mercado ‘residuo cero’ de Galicia. Nació en un pequeño local de Monte Alto en 2017, donde consiguió hacerse un hueco, ya que su proyecto cuajó entre el vecindario. Tras el confinamiento generalizado de 2020 se trasladó al centro coruñés para continuar con su negocio en la calle San Andrés. «La idea es ofrecer un nuevo modelo de consumo: más responsable y sostenible», resume.

La joven emprendedora no solo se dedica a despachar alimentos ecológicos a granel y otros productos, sino que realiza en su cuenta de Instagram una labor de divulgación que considera «muy importante». «Creemos en tener clientes informados, porque eso es parte de poder», subraya Prendes, que valora que los usuarios sepan de donde vienen los artículos y de qué están hechos. «En general, como consumidores, estamos muy desconectados de la realidad de los productos y a veces exigimos cosas porque no entendemos», explica.
En este sentido, ejemplifica que algún tipo de fruta deshidratada no la hay en ciertas épocas del año, pero «los consumidores la exigen todo el año porque no comprenden esto». «Nos parece importante transmitir esa parte y que se entienda bien de dónde vienen las cosas y por qué en unas temporadas del año no las hay», abunda.
Grito de auxilio
Aunque sigue ilusionada, sus esperanzas se vieron frustradas recientemente y su grito de auxilio se hizo patente en las redes sociales. Lara Prendes subió un vídeo a Instagram en el que revelaba que sus ventas habían caído en picado desde junio y lamentaba el cambio experimentado en el consumo tras los confinamientos y cierres perimetrales derivados de la pandemia.
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«A nosotras nos ha ido bien siempre, desde el principio. Evidentemente, con un público pequeño porque es un modelo de negocio un poco especial que no es para todos para todos los públicos, pero siempre hemos ido creciendo poquito a poco, mes a mes», narra la dueña del local. Logró superar la época «mas dura» de la pandemia, ya que era un negocio esencial y tenían envío a domicilio.
Todo cambió hace tres meses. Cuando terminó el estado de alarma, considera Prendes, hubo «un cambio un poco general en la rutina de la gente». Llevaba unos meses complicados y, al principio, pensaba que era algo propio de su tienda, pero al intercambiar opiniones con proveedores y otros negocios de España y del exterior se dio cuenta de que el mismo patrón se repitió en todas partes.
«Venimos de estar en un momento de restricciones, metidos en casa. Ahora nos han abierto y la gente se ha ido a sus casas de verano. Todos queremos comer fuera, estar fuera, ir de vacaciones. La gente no esta teniendo unas rutinas tan marcadas«, reflexiona Lara. Cree que este fenómeno puede estar detrás de su pérdida de clientes. La situación fue tan drástica que incluso tuvo que prescindir de una de sus empleadas, porque no había «ni el trabajo suficiente para tres, ni dinero para pagarlo».
No obstante, la coruñesa celebra que el vídeo ha tenido tal repercusión que ya observan una pequeña recuperación en estos días, tanto de consumidores habituales que «se habían despistado», como de personas que conocieron el negocio a través de la difusión en redes sociales. Además, la pieza audiovisual fue compartida por otros emprendedores como un grito de socorro para concienciar a la población de la necesidad de acudir al comercio local.
Consumidores más conscientes
El perfil de sus clientes es «bastante variado». El punto común que comparten todos ellos es el que se corresponde a un tipo de «consumidor más consciente». «En general es gente que casa con los valores que nosotras promovemos, desde un consumo más consciente, más responsable, de dar valor al origen de los productos», cuenta la gerente.
Cuando el establecimiento estaba en Monte Alto consiguieron llegar a mucha gente mayor del barrio que estaban acostumbrados a comprar a granel como antes. Con el tiempo, los jóvenes descubrieron los artículos de ‘Despensa 77’ y se alinearon a sus valores, ya que muchos buscan tener una alimentación sana y gozar de una vida «un poco más acorde a la sostenibilidad». Asimismo, hay familias con niños que quieren alimentos ecológicos.
