Hito médico en España: Un equipo del CHUAC logra recuperar el corazón de una niña sin necesidad de trasplante

Médicos del Chuac consiguen que el corazón de una niña vuelva a latir por sí solo tras dos meses conectada a un Berlin Heart, en un caso sin precedentes en España

El Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC) ha conseguido un avance médico sin precedentes en España: la recuperación de una niña de un año con miocarditis fulminante, sin necesidad de un trasplante, gracias a la utilización de un corazón artificial de larga duración. El procedimiento, liderado por el cirujano cardíaco infantil Carlos Velasco, junto con un equipo de cirugía cardíaca, cardiología y cuidados intensivos pediátricos, es el primero en España en lograr la recuperación de una miocarditis con un dispositivo Berlin Heart en un paciente tan pequeño y con una disfunción cardíaca tan severa.

La niña ingresó inicialmente en el Hospital de Santiago con síntomas de cansancio y dificultad respiratoria. En un primer momento, los médicos identificaron que el problema era grave y, tras realizar pruebas, confirmaron que padecía miocarditis fulminante causada por una infección por parvovirus, una enfermedad rara que afecta aproximadamente a una de cada 100.000 personas.

“La miocarditis es una afectación del corazón brusca, cuando se produce una lesión sobre el corazón por un agente externo, en este caso una infección viral”, explicó el cardiólogo Fernando Rueda, parte del equipo que trató a la paciente. “Y fulminante es porque se produce un daño rápidamente progresivo y puede poner en peligro la vida de la persona”.

En estos casos, los médicos siguen una serie de estrategias para tratar la enfermedad antes de considerar un trasplante. “Cuando tienes una miocarditis fulminante es una urgencia y sabemos que puede ser una situación que la persona no supere”, indicó Rueda. “Entonces el tratamiento tiene varias opciones. Si consigues identificar la causa, puedes poner un tratamiento dirigido a ella. Si no, puedes hacer un tratamiento para mediar la respuesta inmune del cuerpo, que es la que también está produciendo daño en el corazón. Y en tercer lugar, está el tratamiento de soporte, con una máquina artificial que ayuda al corazón. Si ninguna de estas tres opciones funciona, la única solución es el trasplante”.

En este caso, los tratamientos iniciales con fármacos inmunosupresores no dieron los resultados esperados, y la función cardíaca de la niña siguió deteriorándose. “En Santiago ya se dieron cuenta de que era un problema importante y la ingresaron en la UCI pediátrica”, relató Rueda. Ante la falta de mejoría, los médicos tomaron la primera decisión clave: implantar un ECMO, un dispositivo que asiste la función del corazón y los pulmones. Pero, tras varios días conectada a esta máquina sin signos de mejoría, el equipo del Chuac optó por una intervención más radical: la implantación de un corazón artificial extracorpóreo Berlin Heart, diseñado específicamente para niños, ya que un dispositivo convencional no cabría en su cuerpo.

El gran desafío: retirar el corazón artificial

Durante dos meses, la niña permaneció conectada al Berlin Heart, lo que permitió que su corazón descansara y tuviera la posibilidad de recuperarse. Con el paso del tiempo, los especialistas empezaron a notar signos de mejoría en la función cardíaca. Fue entonces cuando tomaron la decisión más difícil: intentar retirar progresivamente el soporte mecánico.

“El problema es que cuando haces una intervención del tipo de colocar una asistencia, la colocación de los tubos de la asistencia dificulta la recuperación del corazón. Porque hay que meter los tubos, eso provoca un daño en el corazón”, explicó Rueda. Además, aunque el corazón funcionara con asistencia mecánica, eso no garantizaba que pudiera hacerlo de manera autónoma después. “Si le quitas la asistencia, te puedes encontrar con una situación de no recuperación, y eso es una emergencia que a lo mejor no tiene solución”, añadió el cardiólogo.

El equipo, liderado por Carlos Velasco, tomó todas las precauciones posibles antes de proceder con la retirada. Sin embargo, al consultar con la empresa fabricante del dispositivo, descubrieron que no existía un protocolo nacional para la retirada del Berlin Heart, ya que nunca se había intentado en España. “Nosotros no teníamos conciencia de que íbamos a ser los primeros”, reconoció Rueda. “Lo que teníamos claro es que el corazón estaba mejorando y que podíamos hacerlo. Contactamos con la casa para ver cuál era el protocolo habitual para este destete, y fue una sorpresa cuando nos dijeron que no había ninguno a nivel nacional”.

Finalmente, decidieron aplicar la estrategia que había funcionado en algunos casos aislados a nivel internacional: una desconexión progresiva del dispositivo, permitiendo que el corazón fuera asumiendo gradualmente su función. Cinco días después, en quirófano, lograron retirar completamente el corazón artificial y comprobar que el órgano de la niña podía latir por sí solo. “Lo más difícil de todo el proceso fue tomar la decisión de hacerlo y aguantar”, admitió Rueda. “No es que le quites la asistencia y el corazón empiece a latir a toda velocidad. Hay que mantener la calma y esperar a que vaya recuperando”.

Tras la exitosa retirada del dispositivo, la niña permaneció hospitalizada durante unas semanas más, hasta que finalmente recibió el alta médica. Su evolución ha sido tan favorable que los médicos confirman que podrá llevar una vida completamente normal, sin necesidad de medicación permanente, algo que sí sería necesario en caso de haber recibido un trasplante. “Nosotros no hemos inventado el protocolo”, aclaró Rueda. “La noticia no es que hayamos descubierto algo que los demás no sabían. La noticia es que aplicamos una secuencia y salió bien, porque habitualmente o no se ha aplicado, o si se ha aplicado, no ha ido bien”. Este éxito plantea la posibilidad de que otros equipos médicos en España consideren esta estrategia antes de recurrir directamente al trasplante. “Imagino que el hecho de ver que en un caso ha salido bien puede animar a que otros grupos sean un poquito más conservadores antes de ir al trasplante, pero es una decisión difícil”.

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