La CIG-Saúde critica el cierre de la planta de Medicina Interna en el Hospital da Mariña durante los meses de julio, agosto y septiembre, y considera que carece de justificación técnica, atribuyéndolo a una política de recortes del Partido Popular que busca el desmantelamiento de la sanidad pública en la comarca.
El cierre comenzará el 15 de junio, bloqueando 8 camas y reduciendo el personal, y a partir del 1 de julio se cerrarán las puertas de la planta de Medicina Interna, perdiendo así el hospital la capacidad de tener disponibles 38 camas para los pacientes que lo necesiten. Según la federación de la CIG, este cierre de camas forma parte de las políticas del PP para desmantelar el sistema sanitario público en beneficio de grandes capitales y de la medicina privada en las grandes ciudades. Consideran que es una ofensiva recentralizadora que aleja en lugar de acercar la atención sanitaria pública a la ciudadanía.
La dirección del hospital justifica el cierre de estas camas debido a la falta de personal de enfermería, una situación generada por la propia dirección y que la central nacionalista viene denunciando desde 2019. La CIG-Saúde ha estado exigiendo a la dirección una contratación digna, ofreciendo contratos estables con una plantilla establecida, derechos de vacaciones y protección laboral en caso de enfermedad o accidente, demanda que no ha sido atendida en absoluto. Por su parte, la dirección de Enfermería y la directora del distrito sanitario del hospital, a pesar de las demandas planteadas, han negado que la fuga de profesionales se deba a motivos laborales, argumentando que se van por motivos personales. La falta de personal necesario en el centro, según ellos, es responsabilidad de la dirección del hospital debido a las políticas de contratación precarias de los últimos años.
El cierre de camas tendrá consecuencias tanto para los pacientes como para los trabajadores. Aumentará las derivaciones al HULA al no haber camas disponibles en el hospital de Burela. Esta práctica ha generado malestar entre las personas afectadas y sus familias, que se ven obligadas a desplazarse innecesariamente debido a una mala planificación por parte de la dirección en un hospital recientemente ampliado. Estas medidas también aumentan las listas de espera y fomentan la derivación de pacientes a la sanidad privada para cumplir con la Ley de Garantías. La imposibilidad de cumplir los plazos establecidos en la sanidad pública favorecerá su derivación a la privada, donde recibirán atención.
Además, el cierre de camas también tendrá consecuencias para los profesionales que serán desplazados a otros servicios y unidades. Los horarios laborales que tenían asignados se verán afectados, lo que provocará el enojo, la indignación y un mayor deseo de abandonar el Hospital da Mariña entre los trabajadores. Como resultado de estas políticas, es probable que el próximo año haya menos personal de enfermería.
La CIG-Saúde sostiene que durante el verano no se puede disminuir la actividad asistencial, ya que las poblaciones de las zonas costeras, al menos, se duplican en esa época, y también se llenan los pueblos del interior con cientos de personas que vienen de fuera. Además, argumentan que las personas también enferman en verano.
«Cerrar camas y reducir la actividad no es de ninguna manera una buena gestión, simplemente es una medida que busca el ahorro económico y privará a los habitantes de la Mariña de una atención sanitaria de calidad durante el verano», concluyen desde la CIG-Saúde.