Ames lidera el crecimiento demográfico en el área de Compostela

La pandemia ratifica la tendencia: el motor demográfico no está en la capital sino en los ayuntamientos de su entorno

Plaza de la Mahía, en Bertamiráns (Concello de Ames).

Santiago de Compostela crece, pero crece a un ritmo más bajo que muchos de los ayuntamientos de su entorno. Y la mejor prueba de ello está en Ames, que lidera con gran ventaja el crecimiento demográfico del área metropolitana: en solo veinte años ha incrementado su población en 15.555 personas. Es decir, en lo que va de siglo casi ha duplicado su censo, pues ha pasado de 16.549 habitantes (en el año 2000) a 32.104 en la actualidad. Una realidad que contrasta con la que vive la capital gallega, que ha pasado de 93.903 habitantes en el año 2000 a 97.848 en el 2020, solo incrementando su censo en 3.495 personas.

Pero no se trata exclusivamente del Ayuntamiento de Ames, que es el que crece de forma más significativa, sino que otros ayuntamientos del entorno de Santiago también superan en crecimiento a la capital. El Concello de Teo, aunque a un ritmo más lento que Ames, ha pasado de 14.447 habitantes en el año 2000 a 18.632 en la actualidad, por lo que incrementa su crecimiento en 4.185 personas.

En menor medida crecen también los ayuntamientos de Oroso y Brión. El primero, beneficiándose de su proximidad a la zona industrial del Polígono del Tambre y de las posibilidades urbanísticas de Sigüeiro para viviendas a precios asequibles, ha experimentado un crecimiento en más de dos mil habitantes (2.297) en lo que va de siglo. Brión, por su parte, pasa de los 6.239 habitantes que tenía en los 2.000 a rozar los ocho mil en 2020 (7.923).

Este análisis de los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) nos permite ratificar la importancia que tienen los ayuntamientos limítrofes de la capital para el propio desarrollo de la misma, pues la población natural de la capital reside en gran medida en los ayuntamientos del entorno. Por lo demás, los datos aportados por el INE muestran una caída contenida en los ayuntamientos de Vedra y Boqueixón, así como también en Dodro (-530) y O Pino (-282).  Pero la evolución negativa más grave se produce en municipios como A Baña, que perdió 1.909 habitantes en veinte años, y en Tordoia, con una caída de 1.841 personas en su censo.  Estos dos concellos, junto con Rois, pierden además la categoría de concellos de más 5.000 habitantes.

 

 

 

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