El alcalde de Santiago ejerció esta mañana de delegado regio en la Ofrenda de la Traslación que, como cada 30 de diciembre, se celebra en la Catedral de Santiago. En esta ocasión, asistió la ministra de Turismo, Reyes Maroto; así como el presidente del Parlamento, Miguel Santalices; el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones; y el vicepresidente primero de la Xunta, Alfonso Rueda.
El delegado regio se refirió en la Ofrenda a la situación generada por la covid y llamó a la responsabilidad de los que aún no están vacunados: «Hace un año, la esperanza de la vacuna comenzaba a materializarse. Hoy, más del 80% de la población española recibíu a pauta completa. Casi el 90%, en el caso de la gallega. Pero aun así, 368 días después de inoculada la primera dosis, son muchos los que no están vacunados».
«Vivimos en una sociedad global donde se respeta la libertad individual, pero esta no debe poner en riesgo a salud del resto de la ciudadanía, ni comprometer la viabilidad del sistema sanitario. Hago, de nuevo, un llamamiento a la responsabilidad individual y colectiva», reiteró.
También indicó que será preciso prestar atención a las secuelas económicas, tarea en la que serán de gran ayuda «el fondo europeo de reconstrucción» o la prolongación del Año Santo durante lo 2022, pero también las psicológicas: «las incertidumbres, las restricciones, las pérdidas….sostenidas durante tanto tiempo están dejando una honda huella psicológica en la sociedad. Debemos estar muy atentos y destinar los recursos necesarios para hacerle frente».
A pesar de esta dura situación que se prolonga en el tiempo, el regidor quiso ser optimista: «debemos seguir luchando sin desfalecer. Todos juntos, codo con codo. No me cabe duda de que, como sociedad, seremos capaces de vencer en este desafío, uno de los mayores, sino el mayor, a los que nos tuvimos que
A la Ofrenda pronunciada por el delegado regio le siguió la homilía, a cargo del arzobispo de Santiago, Julián Barrio. En ella recordó la importancia del Año Santo Compostelano para muchas personas que «peregrinan con el deseo de iluminar su oscuridad», especialmente «en medio de la crisis sanitaria, económica y psicológica que nos afecta» y en la que precisamos «recuperar la confianza, situándonos en un horizonte moral para mejorar nuestra convivencia».
