l debate político en Santiago de Compostela se ha encendido en las últimas horas tras las declaraciones del secretario provincial del PP de A Coruña y concejal en Raxoi, Evaristo Ben, quien deslizó públicamente la posibilidad de promover una moción de censura contra la alcaldesa nacionalista Goretti Sanmartín (BNG). El dirigente popular no se anduvo con rodeos: aseguró que la capital gallega es “un caso de libro” para un relevo en la alcaldía, acusando al bipartito BNG-Compostela Aberta de “inestabilidad” y “parálisis”.
En una entrevista en Radio Galicia, Ben argumentó que la falta de apoyos de Sanmartín, sumada a lo que califica de «mala gestión municipal», abre la puerta a un cambio de gobierno. “Incluso los que la apoyaron para la investidura la han dejado sola. No tiene capacidad de gestión y no hay un solo problema del 2023 que se haya resuelto”, denunció. Entre sus reproches, citó la suciedad de la ciudad, el transporte público, el abastecimiento de agua y el mantenimiento de parques y jardines.
Un tablero político enrevesado
El PP fue la lista más votada en 2023, con 11 concejales —a dos de la mayoría absoluta—, mientras que el Gobierno local suma 8 —6 del BNG y 2 de Compostela Aberta—. La llave la tiene el PSOE, que logró 6 ediles pero hoy está dividido: cuatro no adscritos y dos en el grupo municipal. Para que prospere la censura, los populares necesitan al menos dos votos de ese bloque.
Ben apeló directamente a esos concejales socialistas: “Ellos pusieron a Sanmartín como alcaldesa. Llegados a este punto, tienen que decidir: o respaldan a un gobierno en minoría o permiten un cambio para que la ciudad no siga en un inmovilismo absoluto”.
Rozas ironiza: “Son los sueños húmedos del PP”
Las palabras de Ben han provocado una cascada de reacciones. La primera teniente de alcaldesa, María Rozas, de Compostela Aberta, ironizó sobre las opciones reales de que prospere la maniobra: “Creo que son los sueños húmedos del PP y de Borja Verea”.
Rozas acusó a los populares de ser “incapaces de aceptar las normas democráticas” y de no entender que los gobiernos en minoría “dialogan y pactan” con otras fuerzas. Además, recordó que el propio portavoz del PP, Borja Verea, aseguró en un pleno que no estaba interesado en los votos de los no adscritos. “El PP debería aclararse”, concluyó.
Tras las críticas por su lenguaje, Rozas se reafirmó el jueves y restó importancia a la expresión usada: “Es una frase hecha, la han dicho dirigentes de diferentes partidos, incluso Ayuso. El PP la utiliza como cortina de humo porque, desde mayo de 2023, se dedica a descalificar al gobierno”.
Verea contraataca: “Si pudiera, presentaría mañana mismo la moción”
El líder del PP de Santiago, Borja Verea, respondió con dureza a Rozas, al considerar “maleducado” su vocabulario. “Imaginemos qué se estaría montando si yo hablase de los sueños húmedos de Goretti Sanmartín o dijese que necesita terapia, como han llegado a decir de mí. Se retratan solos”, afirmó en la Cadena SER.
El portavoz popular insistió en que comparte la reflexión de Ben y que, si tuviera las firmas necesarias, impulsaría “mañana mismo” la moción. “El problema es que no las tengo”, reconoció.
El PSOE rechaza la operación
En medio de las especulaciones, el PSOE compostelano ha cerrado filas para descartar cualquier alianza con el PP. El secretario xeral local, Aitor Bouza, fue tajante: “Santiago no va a tener nunca un gobierno de derechas con el apoyo del PSdeG”.
Eso sí, Bouza recalcó que los socialistas tampoco serán “la muleta de ningún gobierno” y que ejercerán una oposición “exigente” al ejecutivo de Sanmartín. Puso como ejemplo el rechazo a la subida del canon de la basura: “Es delirante que con la ciudad llena de basura se pretenda aumentar los impuestos”.
Una ofensiva más amplia
El escenario compostelano se enmarca en la estrategia del PP de promover mociones de censura en distintos ayuntamientos gallegos, aprovechando el nuevo peso decisivo de los concejales no adscritos tras la sentencia del Tribunal Constitucional. En los últimos meses, los populares han recuperado alcaldías como Ribeira y han pactado cambios en Fisterra, Touro, Forcarei o Carral.
En Santiago, sin embargo, los números no cuadran de momento. El PP necesita sumar al menos dos apoyos externos, y ni los socialistas ni los no adscritos han mostrado disposición a abrir la puerta a un cambio de gobierno. De ahí que, por ahora, la moción de censura sea más un fantasma político que una amenaza real.