Vecinos de O Pombal, en Santiago, protestan ante los ocho meses de obras

El Gobierno local sostiene que el corte del tráfico "era imprescindible" y que las obras, de ocho meses, tendrán una vida útil de veinte años

Una decena de vecinos de O Pombal, en Santiago, donde se iniciaron una semana atrás obras de reforma de la calle se han concentrado para protestar por un corte de agua . Al Concello le han afeado “falta de diálogo” y “avisar el día antes”, mientras que el Gobierno local, que dirige Goretti Sanmartín, defiende que el “contacto” es permanente y que el corte, ceñido a las horas “de menor afectación”, era imprescindible.

El grupo se ha concentrado poco antes de las 10:00 horas en el punto de arranque de las obras al lado de un espacio que se emplea de forma habitual como aparcamiento y una de las vecinas portaba un cartel con el lema ‘Pobre Pombal. Se niegan a dialogar Goretti y su concejal’, una queja en la que ha incidido, en declaraciones a Europa Press, uno de los participantes, Bruno López.

Según ha explicado López, los vecinos que han acudido a protestar no están integrados en ninguna asociación ni colectivo del barrio. De hecho, en su caso, ha remarcado que representa a una empresa que tiene activos inmobiliarios en la calle y que está sufriendo los “perjuicios” de unas obras. Las actuaciones, ha reconocido, son “necesarias”, pero se ha mostrado contrario a los “criterios constructivos”.

Como ejemplo, los vecinos han aludido al corte de agua efectuado durante unas horas de este miércoles y que ha afectado con especial intensidad a los hoteles y a un restaurante de la zona. “Reclamamos que se nos atienda y que se estudien las propuestas que tenemos. Creo que, tras el pleno, se ha demostrado que realmente no tienen intención de dialogar”, ha esgrimido López.

“Hubo y hay diálogo con los vecinos”

La impresión de falta de diálogo no es compartida por los representantes del Gobierno local, según ha trasladado en una rueda de prensa en Raxoi el concelleiro responsable de Obras, Xesús Domínguez, en la que ha estado acompañado del director de obra de la reforma de O Pombal, Pablo Blanco, y el jefe del servicio de Proxectos e Obras, Antonio Ranedo.

Desde un punto de vista más técnico, tanto Blanco como Ranedo han justificado la necesidad del corte de agua para ejecutar un enganche de abastecimiento encaminado a garantizar que los vecinos puedan tener suministro durante el transcurso de los trabajos.

Asimismo, en la rueda de prensa se ha remarcado que el corte se programó para el tramo horario “con menor afección para el conjunto de los vecinos y los establecimientos, evitando los ruidos que podría causar realizar los trabajos durante la noche”, dado que perturbaría el descanso de vecinos y clientes de hoteles y pensiones de la calle.

Más allá, frente a la percepción de los vecinos que se concentraron este miércoles, Domínguez ha defendido que representantes del Gobierno local se han “reunido” con ellos y que “hay, hubo y habrá diálogo directo”. “Lo hubo antes de empezar la obra y lo sigue habiendo para solucionar todas y cada una de las demandas que surgen por distintas vías”, ha señalado.

Ante la pregunta de por qué considera entonces que han protestado este miércoles los vecinos en cuestión, ha replicado que entienden que, porque se sienten afectados y buscan “poner sobre la mesa” su problema, pero se ha reafirmado en que el diálogo existe y en que se continuará por este camino.

Ocho meses de obras, vida útil de veinte años

El jefe del servicio de Proxectos e Obras ha reiterado que los trabajos de reurbanización de O Pombal, que se iniciaron una semana atrás y tienen una previsión de ocho meses –un tiempo que el director de la obra ve difícil acortar por mucho que se progrese este verano, cuando el clima es más favorable–, suponen una renovación “casi complea” de la calle.

No en vano, dentro de estos trabajos se incluye el recambio de tubería de fibrocemento. También se va a cambiar la red de pluviales y de fecales separativa y está prevista una red de tubos de telecomunicaciones, alumbrado y tráfico. En total, la idea es disponer de casi doce nuevas canalizaciones con el condicionante de que se tienen que ejecutar al tiempo de otras que ya existen y dan servicio a los vecinos.

Además, la ubicación de la obra obliga, según los técnicos, a que haya un control arqueológico continuo. Finalizadas todas las canalizaciones, se procederá a la pavimentación, que consiste en una plataforma a nivel, en la que la zona se acabará con un pavimento de piedra y el resto (los dos carriles y el carril bici) serán de hormigón.

Por su parte, el director de Obra ha vuelto a justificar el cierre de la calle al completo, ya que no hacerlo implicaría que los coches pudiesen circular a lo largo de una zanja con una profundidad significativa, unos dos metros.

“Parece un poco irresponsable dejar pasar vehículos de forma continua”, ha reflexionado, antes de remarcar que está “garantizada la accesibilidad” tanto al acceso como para situaciones de emergencias. Y, a preguntas de los medios, ha destacado que el recambio completo de las tuberías y de la reforma podría garantizar una vida “útil” de al menos 20 años, lo que evitaría nuevas obras en un largo periodo.

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