La historia silenciada que Sergio Marey rescata a través del arte

Arte y memoria se fusionan en 'Torreiro', la nueva obra sobre la represión franquista del artista multidisciplinar de Pol
Sergio Marey, artista multiciplinar nacido en Pol, dirige la galería Solaina de Lugo
Sergio Marey, artista multiciplinar nacido en Pol, dirige la galería Solaina de Lugo

El arte de Sergio Marey es una exploración constante de la memoria, la identidad y la diversidad. Como persona no binaria y defensore de los derechos LGTBIQ+, Marey entiende la creación como un acto político, una herramienta para visibilizar realidades que muchas veces quedan fuera del relato oficial. «Para min, sempre digo que non hai arte sen identidade e non hai identidade sen que teña que ver coa sociedade», reflexiona.

Desde sus primeras incursiones en la moda hasta su actual trabajo en instalación, performance y escultura, Marey ha ido construyendo un lenguaje propio en el que lo personal y lo colectivo se entrelazan. Su obra no solo habla de cuestiones de género y sexualidad, sino también de la identidad gallega, de las violencias del pasado y del presente, de la memoria como punto de partida para entender el ahora.

Ese mismo enfoque fue el que le llevó a comisariar la exposición sobre Trini Falcés, la activista LGTBI coruñesa cuya historia había quedado en la sombra a pesar de su papel clave en la lucha por los derechos del colectivo. A Marey, ver que la figura de Trini quedaba en el olvido le hizo reflexionar sobre cuantas otras Trinis más no tenían espacio en la historia oficial. Y el arte, puede ser una herramienta para recuperarlas y honrarlas.

«Torreiro»

Con esta idea de rescatar memorias ocultas nace «Torreiro», que se presentará este sábado en la Fundación Joan Miró de Barcelona. La pieza parte de un relato real de su pueblo natal, Pol, donde, durante la Guerra Civil, «un grupo de mozas estivo a piques de ser fusilado nunha foliada, pero foron salvadas por unha veciña».


Marey convierte ese suceso en una reflexión sobre la represión y la identidad colectiva. «Para esta creación parto desta historia, convertendo a memoria na miña principal ferramenta de traballo. Unha memoria sobre un espazo, sobre unha cultura, pero sobre todo unha memoria que fala dunha identidade colectiva para entender a miña identidade individual e a de cada un dos polenses».

Pero dedicarse al arte en Galicia sigue siendo complicado, especialmente para las identidades disidentes. Aunque Sergio dirige la galería Solaina en Lugo, «o mercado da arte está en declive e o sistema de apoio é insuficiente», critica. Mientras en comunidades como Cataluña ou o País Vasco existen programas específicos para a creación contemporánea, en Galicia as oportunidades son escasas. A Residencia REGA da Cidade da Cultura, na que participou recentemente, é unha das poucas opcións dispoñibles, pero nin sequera está enfocada exclusivamente nas artes visuais. «Non hai un tecido sólido de apoio como noutros lugares».

Vuelta a su tierra

A pesar de las dificultades, Marey decidió regresar a Galicia tras una etapa en Madrid que nunca llegó a sentir como propia. «Non encaixaba na cidade, o ritmo era esgotador. Deime conta de que o que necesitaba estaba aquí». Desde su regreso, ha impulsado múltiples iniciativas que buscan dinamizar el panorama artístico gallego, como la Feira de Fanzines e Autoedición Vaia Vaia o as Residencias Ao Caraño! en Pol.

A poucos días do Día das Artes Galegas, Marey reivindica a importancia de seguir creando desde la periferia, desde los márgenes, desde espacios que a menudo son ignorados. «O arte non é un produto, é pensamento. E ese é o erro que segue a cometer a sociedade». Porque a través del arte, la memoria y la identidad pueden seguir vivas. Y, como bien sabe Marey, hay historias que necesitan ser contadas.

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