Un nuevo proyecto empresarial puesto en marcha por el eumés Gabriel Torrente está llamado a transformar el sector logístico portuario y llevarlo al siglo XXI. Este consignatario de buques es el impulsor del proyecto ABZU, una plataforma para impulsar la transformación digital en los puertos y que ya ha sido probada en casos reales en el puerto de Ferrol este mes de octubre en dos buques cargueros ‘Manuela S’ y ‘Oslo Forest I’, procedentes de Finlandia y Suecia.
Este agente consignatario, natural de Pontedeume, técnico superior de comercio internacional y con casi dos décadas de experiencia a sus espaldas, decidió poner en marcha este proyecto en 2018. «Después de varios años trabajando en el sector, en diferentes puestos, tenía una visión muy global de cuáles eran los déficits que existían. E identifiqué que uno de los principales problemas era el rudimentario sistema de tramitación que existe en una operativa portuaria».
Gabriel Torrente explica que, de media, para poner en marcha los trámites de la llegada o de la salida de un barco de mercancías a un puerto, los diferentes actores involucrados en el proceso se intercambian entre 150 y 200 correos electrónicos, además del papeleo que conlleva. «No tiene sentido estar en pleno siglo XXI con papeles en la mano», explica.
Es por ello que se decidió a cambiar esta forma de trabajar y puso en marcha ABZU. «Yo tenía la idea, el esquema y la experiencia, así que contacté con Fernándo Vázquez, CEO de IMATIA, para que me ayudara a desarrollar desde el punto de vista informático la aplicación». Reconoce que aunque se trata de un sector muy hermético, donde no es fácil introducir cambios, los clientes privados empezaron a ver las posibilidades que tenía esta plataforma para ahorrar tiempo y recursos.

«El objetivo es optimizar el tiempo y el coste de las operaciones portuarias, incluyendo a todas las empresas con participación activa en el puerto, a través de una comunicación directa y fluida”, señala Gabriel Torrente. Desde el propio cliente, pasando por el práctico, los amarradores, estibadores, inspectores, la autoridad portuaria, el destinatario de la mercancía, el gestor de residuos o incluso los transportistas y distribuidores. Todos pueden estar interconectados mediante esta aplicación, evitando así el ineficaz sistema de comunicaciones que existe actualmente.
Según sus estimaciones, un operador que recibe un centenar de buques al año podría ahorrarse hasta 50.000 euros en comunicaciones ineficientes gracias a esta app. Esto lo ejemplifica Gabriel Torrente en una de las pruebas realizadas con ABZU en la fase de pruebas, en el puerto de Burela.
«Cuando el barco estaba a punto de zarpar, hubo que realizar un cambio en la descripción de la mercancía. Algo tan pequeño como eso, hubiese supuesto tener que rehacer un montón de documentos, que tendrían que haber sido reenviados a varios de los actores implicados en el proceso. Habría llevado cerca de una hora y media. Sin embargo con la app, todos pudieron ver en tiempo real que se realizaba el cambio, cada uno firmó digitalmente la parte que le correspondía y se gestionó todo en apenas diez minutos. Además del ahorro de tiempo, esto supuso que el cliente no tuviese que pagar tasas de demora. Porque tener un barco en puerto cuesta dinero», explica.
La plataforma también permitirá al cliente ver en tiempo real qué está pasando con su mercancía, tener una trazabilidad completa y en directo de su cargamento. “Los usuarios podrán ver las escalas de los buques y la documentación técnica, aunque está diferenciada por permisos”, aclara Gabriel Torrente. De esta forma, la información confidencial de un buque, por ejemplo, quedaría visible únicamente para aquellos usuarios autorizados.

Tras realizarse varias pruebas con cargamentos reales, ABZU ya se encuentra en fase de comercialización. «Nuestra idea es ofrecerla principalmente a clientes privados, aunque también estamos en contacto con las autoridades portuarias de toda España. Es además un sistema escalable a nivel mundial, porque los protocolos son prácticamente iguales. Queremos cambiar el sector y meterlo en el siglo XXI, ganando en eficiencia, en sostenibilidad y en operatividad».
Aunque el proyecto está teniendo una gran acogida entre las empresas que operan en los puertos, reconoce que percibe «cierta reticencia» por ser un producto de aquí. «Es una pena que no se valore la capacidad de generar valor añadido que tenemos en España. Si la aplicación viniese de Alemania, Holanda o Dinamarca, estoy seguro de que la gente la vería con mejores ojos —lamenta—. Tenemos que valorar más lo que hacemos aquí».