Con una sociedad cada día más implicada en la lucha contra el acoso y la violencia hacia la mujer, son muchos los colectivos que han aportado su grano de arena a conseguir un entorno cada vez más seguro para ellas. Uno de ellos es el del taxi, una profesión tradicionalmente -y aún a día de hoy, mayoritariamente- ejercida por hombres, pero donde las mujeres cada vez tienen mayor presencia.
Las peculiaridades de este oficio, especialmente debido a su presencia en las calles las 24 horas del día, convierte a los taxistas en unos importantes aliados para que muchas mujeres se sientan seguras al volver a casa a altas horas de la noche.
Aunque muchos profesionales del sector ya llevaban a cabo este tipo de prácticas, que en algunos ayuntamientos se ha convertido en norma de obligado cumplimiento, cada vez es más frecuente que los y las taxistas esperen a que las clientas -y también los hombres que lo pidan- entren en sus respectivos domicilios. Es el caso de Luis López, un vecino de Cabanas que trabaja con el taxi en Ferrol y que ofrece este “servicio extra”: “Si quieres, puedo esperar a que entres”. Eso es lo que quiere que recuerden sus clientas.
Desde hace unos años se han puesto en práctica este tipo de iniciativas por parte de los profesionales del sector del taxi. De hecho, en numerosos concellos, como en Vigo, se ha establecido una ordenanza municipal para que esta cortesía se convierta en una norma. Luis, o Luigi, como lo conocen en el mundo del taxi, asegura que trabajando, especialmente en los turnos de noche, siempre suelen estar más alerta cuando la que se sube al coche es una clienta.
“En ocasiones, especialmente cuando se trata de chicas jóvenes, me dices que las deje a unos cuantos metros de casa porque igual no tienen dinero para pagar la carrera completa. Jamás lo permitiría. Tengo una hija y como padre quiero para estas chicas la misma seguridad que querría para la mía. Pero no solo me ocurre con mujeres, sino también con hombres que pueden sentirse inseguros en algún momento”.
Como la mayoría, ha presenciado situaciones de acoso hacia mujeres y ha visto como una vez que llegan al taxi se sienten seguras. “Queremos que eso siga siendo así”, explica. “No nos cuesta nada esperar a ver como entran en el portal y que, por lo menos, encienda la luz. Lo podemos hacer con todo el mundo que lo necesite, hombres o mujeres”.
No es la primera vez que Luigi adopta alguna medida de este tipo para proteger a una posible víctima de acoso. “Estuve aprendiendo los gestos universales que se crearon para que una mujer te comunique de forma discreta que está siendo maltratada. O que te hable como si fuera su amigo y me conociese cuando se encontraba en una situación de peligro”.
Además de interiorizar y aplicar estas técnicas, este taxista de Ferrol usa las redes sociales para difundirlas, comunicarlas y hacer saber a las posibles clientas que su taxi, el 133 de Radio Taxi, las conoce. Además, Luis López apuesta por que los vehículos de servicio público lleven un distintivo como el que se ve en los taxis de Madrid: una pegatina con un triángulo morado en el que puede leerse “Si quieres puedo esperar a que entres. Dímelo”. De momento, Luigi ya ha creado el suyo.
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