120 años de la Alianza Aresana de Instrucción

La agrupación de emigrantes de Ares que buscaba democratizar la educación de los más desfavorecidos en la localidad
Alumnado y profesor de la escuela financiada por la Alianza Aresana de Instrucción de La Habana, ca. 1905
Alumnado y profesor de la escuela financiada por la Alianza Aresana de Instrucción de La Habana, ca. 1905

El Concello de Ares celebra este año los 120 años de la Alianza Aresana de Instrucción, una entidad fundada en La Habana (Cuba) en 1904 con el objetivo de promover el progreso social y educativo en la localidad coruñesa, que tomó forma en la residencia de Domingo Troche en la rúa Industria, 148.

Este fue el punto de partida de una serie de organizaciones comunitarias similares que surgieron en diferentes áreas de Galicia en los años siguientes. En 1909, utilizando planos enviados desde La Habana, se inauguró el primer pabellón del grupo escolar de O Porto, dedicado exclusivamente a la educación de niños. La estructura se completó en 1911 con una muralla de piedra y una reja de hierro, resaltando las pilastras que flanqueaban la puerta de entrada. La contribución económica más significativa para la construcción del pabellón central, inaugurado en 1936, provino de Agustín Bendamio Leiro.

La Alianza Aresana de Instrucción, que es la primera escuela gallega fundada por la emigración, fue pionera en la democratización de la educación de las clases populares en Galicia. Abriendo las puertas de su propio edificio de las Alianzas para contribuir al progreso de la localidad en 1906 y liderando una revolución en la enseñanza gracias a las contribuciones de emigrantes. El Ayuntamiento de Ares destaca la importancia de mantener viva la memoria de esta entidad y su contribución al progreso local.

Alma Barrón, concelleira de Turismo de Ares, cuenta lo que significó la creación de la escuela. «Era todo como muy nuevo. Un edificio nuevo que tenía aulas luminosas y unos profesores con unas doctrinas avanzadas que huían del tema religioso, y que en sus reglamentos establecían el orden de prioridad a la hora de acceder a los estudios: primero los huérfanos de padre y madre, luego los huérfanos de padre, seguidos de los huérfanos de madre. En definitiva, se trataba de niños que no tenían recursos y que no podían acceder a una educación de calidad».

Que los indianos con sus propios fondos fomentaran la educación durante muchos años de los menos favorecidos, conllevó también a una evolución en todas las actividades de la comarca. Fomentaron el dinamismo económico a través de estos niños, ya que de esta forma consiguieron adquirir nociones para emprender y acceder a trabajos mejores.

Formar para emigrar

Aun con todo lo bueno que trajeron, «se habla de que ellos eran, en cierto modo, un poco egoístas. Que lo hacían con la intención de formar a los posibles futuros emigrantes: es decir, que si después, esos estudiantes tenían que irse a Cuba o a México y los tenían que acoger, ya estarían formados y tendrían la posibilidad de acceder a puestos de mayor cualificación. Que eran los que realmente generaban beneficio».

Javier Vilasanchez Martínez, profesor licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación y estudioso del tema indiano, explica que los indianos construyeron escuelas, pero también muchas otras cosas como fuentes, lavaderos, caminos y viviendas. En las viviendas, sobre todo, vieron avances importantes, como fue instalar los cuartos de baño dentro de las casas. Y por supuesto, en el mundo laboral, crearon fábricas, lo que provocó una transformación económica en muchas localidades.

Por otro lado, el retorno de estos emigrados, aunque fuera de manera puntual para luego volver a irse, supuso un avance social en lo que se refiere al contacto con otras culturas. Con otros lugares en los que crearon escuelas que, aunque estaban orientadas hacia la emigración, también creaban un ambiente propicio para una superación cultural, gracias a ese contacto con diferentes mundos.

Con todo, Javier Vilasánchez cree que hay que diferenciar entre dos tipos de indianos: «Los que vivían en unas condiciones paupérrimas, que tuvieron problemas para conseguir el viaje o que tenían que hacer frente a pagos de deudas. Y los descendientes de los salazoneros catalanes. Estos últimos ya tenían un nivel económico un poco superior a la media, como era el caso de Domingo Troche, Miguel Vendamio o Agustín Bugallo, de quien era la casa donde ahora está el ayuntamiento», aclara el profesor.

Mantener vivo el legado indiano

Cada año, el Concello de Ares reivindica ese pasado indiano con una serie de eventos significativos. Cada año, en alianza con otros actores locales, conmemoran el día de la fundación del Acta de Constitución en La Habana el 20 de marzo, así como celebran el evento Ares Indiano a mediados de agosto.

Este evento se extiende a lo largo de tres días y se caracteriza por una amplia gama de actividades culturales y festivas que resaltan la influencia de la emigración en el municipio. Entre estas actividades se incluyen visitas guiadas al patrimonio arquitectónico, talleres, charlas y relatorios que exploran el fenómeno migratorio desde diversas perspectivas, como la educación y el impacto social.

Además, se fomenta la participación de la comunidad a través de eventos como rutas históricas en autobús y barco, clases de pintura y baile, conferencias, proyecciones y presentaciones de libros. Asimismo, se promueve la creación literaria relacionada con la emigración a través de concursos como el de narrativa corta «Alén», en colaboración con Edicións Hércules, con el objetivo de mantener viva la memoria histórica y transmitirla a las generaciones futuras.

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