¿Cómo ha afectado la pandemia a los jóvenes de Ferrol?

El proyecto final de tres alumnas de bachillerato se ha centrado en los hábitos de los estudiantes del IES Tirso de Molina durante el COVID-19

Las alumnas durante la presentación del proyecto. | CEDIDA

“Había momentos que hacíamos la entrevista y que veíamos nuestra cuarentena contada por otra persona”, explica Andrea Montero, alumna del instituto ferrolano Tirso de Molina, quien ha realizado junto a sus dos compañeras, Alicia Horjales y Laura Sueiro, un estudio sobre los efectos de la pandemia en la calidad de vida de los adolescentes.

Esta iniciativa es el proyecto final del STEMBach, una modalidad de excelencia de Bachillerato en Ciencias y Tecnología, y que incluye un proceso de investigación en colaboración con una universidad. Así, este grupo, además de las horas dedicadas al bachillerato habitualmente, aplicaba “un par de horas a la semana mínimo para aprender sobre el ámbito de las ciencias”, puntualiza Laura.

Aprovechar su propia experiencia

A mediados del curso pasado, en plena pandemia, estas alumnas estaban en el primer curso de bachillerato y debían escoger el proyecto con el que cerrarían esta etapa. “Aprovechamos la situación que estábamos viviendo todos”, cuenta Alicia. Sumado a eso, el grupo aportó su experiencia personal, “era un tema perfecto, ya que podíamos enfocarlo hacia los adolescentes, porque era lo que estábamos viviendo en primera persona”, explica.

Con el tema escogido, el grupo se puso a trabajar guiadas por su tutor del instituto, Bruno Fraguela, y dos tutoras de la UDC, Carmen Coronado y María Jesús Movilla, integrantes del Laboratorio de Investigación Cualitativa. “Ha sido un lujo trabajar con ellas, apenas notas diferencia con el alumnado universitario”, explica Carmen, tutora del proyecto. La motivación es, según la docente, “lo más importante, se notaba que querían aprender y eso facilita el trabajo”.

Las alumnas presentando el proyecto.

Al ser un tema muy nuevo, “había estudios de dos meses atrás como mucho o teníamos que buscar en otro países con más experiencia, como China, Estados Unidos o incluso Brasil”, puntualiza Laura sobre la recopilación de información.

El trabajo de campo tomó como muestra al alumnado de bachillerato del Tirso de Molina, es decir, adolescentes entre los 16 y los 18 años. “Dividimos el proyecto en dos partes, una cuantitativa, en la que presentamos un cuestionario validado a más de 130 personas”, concreta Alicia. Después procedieron al análisis cualitativa, en la que contaron con 15 compañeros, “era una entrevista individual de unos 20 minutos con nosotras, para percibir cómo había sido su calidad de vida en todas las etapas”, explica Laura.

El deporte, clave en el confinamiento

Con las entrevistas hechas, los resultados comenzaron a ver la luz. “Me sorprendió mucho la necesidad de gente que antes no era deportista y que empezó a necesitar hacer deporte durante el confinamiento”, comenta Andrea. No obstante, también hubo adolescentes para los que el confinamiento fue duro “no eran capaces de dormir o de concentrarse, o casos cuya alimentación empeoró”, puntualiza Laura.

Los hábitos alimenticios empeoraron de forma generalizada, según el estudio. “Había gente que, para entretenerse, hacía repostería y evidentemente, hubo quien cogió algunos kilos”, señalan las alumnas. Otro factor clave en el análisis era la vivienda, “variaban mucho las sensaciones en función de si vivían en el campo o en la ciudad”.

Pero el grupo de trabajo también ha detectado casos de personas “que estaban cómodas en casa, que tenían más rutina incluso que estando fuera”. Respecto a la convivencia familiar, “en general la mayoría estaban cómodos con sus padres, pero sí que encontramos un pequeño porcentaje que tenían problemas en casa”, recalcan.

Carmen Coronado, la tutora de la UDC, llama la atención sobre cómo aprovecharon los jóvenes estos meses en casa. “Detectamos que había jóvenes que habían aprendido a disfrutar de su tiempo en soledad, aunque al principio se echasen de menos, luego pudieron dedicarse en casa a cosas que hacía tiempo que querían hacer”, puntualiza.

El trabajo también abordó la fase de desescalada y los continuos cambios en las medidas sanitarias de los últimos meses. Por un lado, el grupo de trabajo notó un cambio de actitud por parte de los jóvenes en función de la edad con la que mantenían el contacto social. “Había un cierto relajamiento de las medidas cuando se estaba con amigos de su edad, pero el alumnado se mostraba temeroso con sus abuelos o familiares de riesgo”, precisa Laura.

La importancia de la vida social en la adolescencia

Por otro lado, la pandemia ha provocado una reducción del contacto social, “tenemos que tener en cuenta que la adolescencia es una época de alta sensibilidad social”, precisan las alumnas. “Las actividades fuera de casa se cancelaron, no se podía ver a amigos, compañeros de clase, profesores o entrenadores, y esto tuvo algún efecto negativo, porque impide una parte fundamental de su desarrollo”, puntualiza Laura.

Otra de las complicaciones del COVID-19 para los estudiantes, según puntualiza Carmen, “es la ansiedad con la que viven los alumnos de 2º de bachillerato, ya que el curso pasado tuvieron menos preocupación académica debido al confinamiento”.

Además, el I.E.S Tirso de Molina sufrió un brote de COVID-19 durante el desarrollo de su investigación. “Nos pilló justo en el medio, ya habíamos hecho los cuestionarios y estábamos haciendo las entrevistas”, explica Alicia.

Sobre las diferencias entre los trabajos en el instituto y el proyecto que acaban de presentar, que responde completamente a una investigación universitaria, las tres coinciden en que “fue un salto muy grande”. Según Alicia, lo más complicado era “redactar y presentar el trabajo de forma más profesional“.

A pocos meses de entrar en la universidad, creen que esta experiencia, calificada con un 10 tras su presentación el pasado viernes, “enseña cómo se trabaja en las facultades”. Además, les ha permitido reafirmar su decisión de dedicarse a la rama sanitaria cuando terminen el bachillerato, “quería ver si la parte sanitaria me encajaba y gracias a esto me ha dado cuenta de que realmente me gusta”, recalca Alicia.

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