El área sanitaria de Ferrol cuenta a día de hoy, según el último registro del Sergas con 767 personas contagiadas por el COVID-19, lo que supone 50 menos que ayer. En las últimas 24 horas tan solo se registraron 16 nuevos casos tras realizar 377 pruebas de este tipo. Una evolución que continúa siendo positiva a tan solo dos días de comenzar la nueva fase de la desescalada programada por la Xunta, que permitirá las reuniones de hasta 4 no convivientes y la movilidad total de los vecinos en todo el área sanitaria, exceptuando Moeche, y reabrirá las terrazas de la hostelería con un 50% del aforo.
Unas medidas algo más laxas que las que el gobierno gallego impuso antes del periodo navideño, cuando se establecieron cierres perimetrales y la imposibilidad de desplazarse a otros concellos. Sin embargo, la situación sanitaria es peor actualmente que por aquel entonces. El 24 de diciembre el total de casos activos era de 403, es decir, 364 personas contagiadas de coronavirus menos que ahora. La presión asistencial estaba lejos de las cifras actuales: había en esa fecha 30 personas en planta covid y 4 pacientes en la UCI. Hoy son 85 los hospitalizados en planta y 11 los pacientes críticos.
Además, el número de fallecidos era de 86 personas, mientras que actualmente, dos meses después, es de 201. Han muerto 115 vecinos y vecinas de Ferrol, Eume y Ortegal en este periodo de tiempo. Más que en todo el año 2020.
Existen sin embargo, dos nuevos factores en esta ecuación: por un lado, se inició el 29 de diciembre la campaña de vacunación, que ya ha inmunizado a casi 10.000 personas entre sanitarios, residentes de centros de mayores y otro tipo de profesionales expuestos al COVID-19. Además este lunes comenzó la vacunación de los vecinos mayores de 80 años, que durante esta primera semana se saldará con 2.000 primeras dosis de Pfizer.
Sin embargo, hay otro componente que puede poner en riesgo esta desescalada, tal y como ha admitido el presidente gallego Alberto Núñez Feijóo: las nuevas cepas. La británica, mucho más letal y virulenta que la que conocíamos hasta ahora, ya es la dominante en Galicia y “todavía están por llegar otras, como la amazónica y la sudafricana”, admitió el titular de la Xunta.