Detenido un vecino de Ferrol en una operación nacional contra la venta de falsificaciones

Se valían de varias redes sociales y canales de internet para estas operaciones fraudulentas
Agente de la brigada delitos tecnológicos de la Policía
Agente de la brigada delitos tecnológicos de la Policía

Agentes de la Policía Nacional han desarticulado tres grupos que empleaban en una misma red social 30 canales dedicados a distribuir productos de marcas falsificadas. Seis personas han sido detenidas en Barcelona, Cáceres, Madrid, Murcia, Valencia y en la localidad de Ferrol, y otras diez están siendo investigadas. Ofrecían los artículos a través de enlaces camuflados, una nueva fórmula utilizada para saltar los controles antifalsificación establecidos tanto por las plataformas como por las marcas y así poder seguir distribuyendo productos ilegales.

Esta modalidad requiere que los fabricantes del producto falsificado, asentados en países asiáticos y quienes dirigen toda la red, recluten a personas en cada país del mundo para publicitar sus productos, formando así la denominada “red de afiliados” que perciben comisiones por cada transacción.

La investigación se inició a finales del año 2020 como resultado de las labores de ciberpatrullaje en redes sociales llevadas a cabo por agentes expertos en ciberdelincuencia, cuando se toparon con tres canales en una conocida red social, en los que diariamente y de forma sistemática, se publicitaban multitud de enlaces camuflados que permitían adquirir productos textiles falsificados a través de una multitudinaria plataforma de compraventa online, simulando la adquisición de productos sin marca. Alguno de estos canales contaba con más de 45.000 usuarios, lo que incrementaba exponencialmente el volumen de ventas de cada artículo ofertado.

Novedoso modus operandi

Aunque los responsables de los canales no tenían vinculación entre ellos, en todos los casos desarrollaban un mismo modus operandi. Empleaban enlaces camuflados como la nueva vía alternativa para saltarse los controles antifalsificación establecidos tanto por las plataformas como por las marcas y así poder seguir distribuyendo sus productos a pesar de no ser originales.

Además, para poder llevar a cabo este tipo de transacciones a través de redes sociales los fabricantes del producto falsificado, asentados en países asiáticos y en última instancia quienes dirigen toda la red, reclutan a personas ubicadas en todos los países del mundo para que sean estos quienes a través de sus redes sociales publiciten los artículos. Estos individuos forman parte de lo que se conoce como “red de afiliados”, y perciben una comisión por cada venta realizada a través de los enlaces publicitados en sus propios portales de internet, canales de redes sociales, blogs, etc. No solo anunciaban los productos, sino que para asegurar la continuidad delictiva daban instrucciones a los usuarios relativas a las medidas de seguridad a adoptar a fin de que las plataformas no detectasen el producto realmente vendido.

Para aumentar aún más el volumen de ventas diseñaron “bots” que les permitían automatizar las publicaciones y realizar otras acciones como detectar y actuar en contra de los usuarios que no seguían las medidas de seguridad establecidas.

 

 

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