El Concello de Fene anuncia la retirada de fondos de Abanca

Tiene en estos momentos en Abanca un saldo medio que ronda los 2 millones de euros, además de gestionar a través de esta entidad el pago de nóminas y tener domiciliadas en ella las transferencias de otras Administraciones
Abanca cerró su sucursal en San Valentín, dejando sin servicio a más de 3.000 vecinos
Abanca cerró su sucursal en San Valentín, dejando sin servicio a más de 3.000 vecinos

El Gobierno local del Ayuntamiento de Fene informó esta mañana de su intención de iniciar de inmediato la retirada de los fondos depositados en Abanca, marcando además como objetivo a medio plazo la cancelación de la cuenta abierta en la entidad financiera, la principal para las operaciones municipales.

La decisión se toma como medida de presión y protesta a raíz del cierre de la sucursal de San Valentín, que dejó sin atención presencial la unas 3.500 personas usuarias del barrio y de las zonas limítrofes, pero también obedece al incumplimiento del acuerdo verbal alcanzado con el Ayuntamiento para mantener los dos cajeros situados en la oficina clausurada a comienzos del verano.

El Ayuntamiento de Fene tiene en estos momentos en Abanca un saldo medio que ronda los 2 millones de euros, además de gestionar a través de esta entidad el pago de nóminas y tener domiciliadas en ella las transferencias de otras Administraciones.

«A lo largo del año hay un volumen importante de transacciones económicas. Pero si Abanca opta por dejar tirada a una parte no menos importante de nuestros vecinos, el Ayuntamiento debe ponerse del lado de la gente y actuar en consecuencia», advirtió Juventino Trigo. «No se trata de un ultimátum, sino de una decisión meditada que responde con la misma contundencia a las decisiones que en su día tomaron los responsables de Abanca mientras nos engañaban a nosotros y a los vecinos diciéndonos que la oficina de San Valentín no iba a cerrar», añade el alcalde.

El regidor comenta, por otra parte, que Abanca también «faltó a su palabra» en el compromiso de mantener los dos cajeros de la antigua oficina de San Valentín y de adaptarlos para que en ellos se pudieran hacer tanto retiradas de efectivo como otro tipo de operaciones. «Había dos cajeros, un nuevo y otro viejo. Lo que hicieron fue a retirar el más moderno, que era el adaptado para personas con movilidad reducida, y dejar el barrio con un único cajero obsoleto», explicó.

 

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