Las capturas de almeja babosa en la ría de Ferrol, la especie más importante para el sector marisquero local en las últimas dos décadas y media, descendieron el año pasado un 20% con respecto al 2020.
La caída del stock de bivalvo de talla comercial que viene evidenciándose en las cifras de extracción a lo largo de los últimos años alcanzó en 2021 su peor dato, con 25.600 kilos comercializados por las tres cofradías de la ría —Barallobre, Ferrol y Mugardos—, unas seis toneladas y media menos que en todo 2020.
El lado positivo es el incremento del precio medio, que pasó de los 17,6 euros el kilo a los 19,9 del año pasado. La evolución de las capturas de almeja babosa, que se recoge en la plataforma pescadegalicia.gal, de la Consellería do Mar, refleja un grave deterioro de esta pesquería.
La almeja babosa es la especie más extraída y comercializada de la ría de Ferrol desde que existe un registro (2001). En estos veinte años se han vendido por los cauces legales más de 3.366 toneladas de esta especie, el doble, por ejemplo, que la segunda en volumen de capturas, el berberecho.
Con todo, esta importancia ha ido menguando y en los últimos años ya no fue la más extraída. En Mugardos fue la tercera; en Barallobre, la sexta, y en Ferrol, la octava. Tomando como referencia la serie más reciente, el descenso es muy acusado. En 2014, por ejemplo, se
extrajeron cerca de 300 toneladas, que reportaron a los pósitos unos ingresos de casi tres millones de euros.
Desde entonces, la caída ha sido sostenida y denunciada en reiteradas ocasiones por los patrones mayores de las tres cofradías, hasta tocar fondo, por ahora, el pasado 2021.
Mejora de la calidad de las aguas en las zonas exteriores
Por su parte, la Consellería do Mar, a través del Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño (Intecmar), ha constatado la mejoría de los parámetros microbiológicos de la parte externa de la ría de Ferrol, el denominado GAL 03/03.
En una resolución firmada el pasado día 17 de diciembre, el organismo que dirige Covadonga Salgado recalifica como zona A estable el área comprendida entre las líneas imaginarias que unen, por un lado, el Cabo Prioriño Chico y Punta Coitelada y, por otro, las puntas San Carlos y Segaño.
Se trata del lugar en el que se localizan las bateas de reinstalación a las que se envían los bivalvos (principalmente almeja) que se recolectan en zonas con mayor contaminación microbiológica (con altos niveles de la bacteria E.coli), según lo que establece en sus reglamentos la legislación europea.
Esta resolución supone un cambio sustancial con respecto a la que regía hasta ahora (del año 2018) y que definía esta zona como B estable. La diferencia entre la calidad microbiológica de los bancos marisqueros tiene importantes consecuencias para el sector marisquero de la ría.
Así, los bivalvos que se extraen de una zona A pueden ponerse a la venta directa en el mercado, mientras que los que proceden de una zona B deben ser sometidos a un proceso de depuración o de reinstalación en lugares de aguas limpias antes de su comercialización.