El pasado lunes, la Valedora do Pobo hacía público el informe de su actividad en 2022 con una advertencia sobre la necesidad de avances en el ámbito de la violencia de género, reclamando que se tuviese también en cuenta a las mujeres asesinadas «por el hecho de ser mujer» pero fuera de una relación sentimental. Al día siguiente, la Guardia Civil anunciaba la detención de una persona en relación con el asesinato de Elisa Abruñedo, ocurrido hace una década y por el que permanece en prisión un hombre con el que no tenía relación previa, pero que, presuntamente, la mató y violó cuando se encontró fortuitamente con ella.
La Valedora, María Dolores Fernández Galiño, ha traído este caso a su comparecencia este lunes en el Parlamento para ejemplificar la petición y reiterar la necesidad de que el cómputo de víctimas incluya también casos como este: «es necesario tener en cuenta esta circunstancia, porque si no se dimensiona el problema, es muy difícil luchar contra él», ha ratificado. Fernández Galiño ha comparecido en la Comisión de Peticiones del Parlamento para dar continuidad al trámite de la memoria del alto comisionado en relación con 2022, un año en el que se produjo un fuerte incremento en la actividad del órgano.
En su intervención en la Cámara, tal y como ya hizo en la presentación de la memoria, ha querido «pararse» en el ámbito de la violencia de género, aludiendo a «lo que está sucediendo estos días» con el caso de Elisa Abruñedo. La Valedora, ha recordado, inició el pasado año dos actuaciones en relación con «las muertes de dos mujeres que no computaban como violencia de género», porque no se habían producido dentro del ámbito de la pareja, como ocurre en el caso de Abruñedo.
Fernández Galiño ha explicado que «hay mujeres que son asesinadas por el hecho de ser mujeres» pero «que no están en este ámbito» y que, por tanto «no cuentan», como fue en 2022 el caso de Jéssica Méndez, embestida en su vehículo por un vecino que estaba obsesionado con ella, pero con quien no tenía una relación sentimental, o el de Cristina Cabo, apuñalada por un hombre que conoció en un bar. La Valedora ha insistido en que casos como estos, o el de Elisa Abruñedo, tienen tintes «claramente machistas» y de feminicidio, pero no cuentan para la violencia de género.
«Es necesario tener en cuenta esta circunstancia porque si no, no se dimensiona el problema, y si no se dimensiona el problema es muy difícil luchar contra él y poner medidas de prevención y de protección», ha añadido. Del mismo modo, la Valedora también se ha referido a la necesidad de regular la violencia económica como modo de violencia de género, una cuestión que ha trasladado al Defensor del Pueblo.