Ya es un clásico en las calles de la ciudad departamental. El entrañable makako acompañado de la frase ‘Ferrol Mola’ es ya una parte más de este municipio y de otros tantos lugares de Galicia y de medio mundo. Su autor anónimo confiesa, en una entrevista con Enfoques.gal que decidió realizar los míticos grafitis en 2009 al ver que en la urbe reinaba el pesimismo, ya que muchos jóvenes tenían que emigrar al no encontrar trabajo.
«Se me ocurrió la idea de dar algo de optimismo a la ciudad. Se acabó eso de que Ferrol es una mierda», remarca este artista, que empezó a extender el mensaje de ‘Ferrol Mola’ junto al personaje para que «los niños creciesen con otra cosa en la cabeza, como un truco de magia». «Esos niños son el futuro, los que pueden revertir la situación de la comarca, no solo de Ferrol», argumenta.

Su gamberrada no quiere ser, por tanto, otra cosa diferente a un mensaje de amor a la ciudad, «que no tiene nada que envidiar a otras», ya que es «preciosa» y goza de «un potencial increíble». «Me gusta pintarlo allá a dónde voy para que todos los ferrolanos exiliados que lo vean tengan un poquito de su casa cerca, un poco de calor», asegura. «Yo no sé qué es lo que hay que hacer para que Ferrol resurja. Lo que sé es que lo primero es estar orgulloso de Ferrol, quererla y creerse, que tenemos una ciudad muy especial que no tiene nada que envidiar a otras ciudades», ensalza.
Los orígenes del ‘Makako’
«Siempre me gustó pintar y todo lo relacionado con el arte urbano, creo que es una buena manera de conectar con la gente, más rápida y sin intermediarios», confiesa este misterioso grafitero. Su ‘Makako’ nació «allá por el 2001». Lo creo pensando «en los típicos garabatos que hacías en clase en la libreta esperando a que sonase la campana sin prestar mucha atención al profesor».
En el instituto, tenía un profesor que siempre les decía que cuando viajaran nunca revelaran su origen ferrolano. «Os traerá problemas y no encontraréis trabajo», rememora aún asombrado. «Ferrol tiene muy mala fama y la gente nos tiene manía», repetía su docente. Y no era el único. El artista escuchaba con frecuencia la frase «Ferrol es una mierda» o «qué feo es Ferrol». «Algo con lo que yo nunca estuve de acuerdo», asevera.

Después, este anónimo vecino de Ferrol vivió una temporada en Barcelona. Por aquel entonces, la ciudad condal era una de las grandes capitales del grafiti. «Estaba lleno de artistas increíbles», recuerda. Allí fue donde empezó a pintar en la calle acordándose de aquellos ratos muertos con su libreta en clase. Al principio, pintaba el ‘Makako’ con distintas frases, como «VOTA FECAL», en referencia a Fecal the Movie, uno de sus cortos favoritos, ya que fue realizado en Ferrol por sus mejores amigos. También ponía «FECAL MOLA», frase dicha por F de fecal el protagonista de dicho corto.
El merchandising
Aunque asegura que su intención nunca fue la de vender camisetas, llegaron los artículos de «Ferrol mola» con un éxito que ni el propio autor se habría imaginado. Registró su marca para que nadie «manche» el mensaje. «Me molesta que la gente lo copie ahora con la sola intención de vender. Es algo más que el merchandising de una ciudad, es amor, algo que necesitamos y mucho», reivindica. De hecho, recientemente ha tenido que lidiar con un plagio de las famosas sudaderas que se vendían a través del gigante Amazon. Aunque también se encuentra copias de su merchadising en tiendas pequeñas, especialmente de recuerdos turísticos de Santiago o A Coruña. «Es algo en lo que llevo trabajando mucho tiempo, no ha surgido de forma casual ni por generación espontánea», explica.

Con los años, justifica el creador, estos grupos «sienten» que la marca es de ellos «y no lo es». «Algunos me gustan porque siguen la filosofía de mi proyecto, pero otros son todo lo contrario a FERROL MOLA; solo saben criticar, insultarse entre ellos y hasta criticarme a mí con saña por pintar en la calle, donde todo empezó», condena.
Lo echaron de su propio grupo
Respecto a su identidad, asegura que no ha querido darse a conocer para que el mensaje fuese más directo, que no lo empañe nadie, ni yo», explica el artífice, que no ve necesario que se conozca su nombre. «No fue por emular a Bansky», del que, por cierto, es muy fan, responde. Desde que comenzó a poner por la calle «FERROL MOLA» se hizo muy popular y empezaron a aparecer grupos de Facebook y cuentas de Instagram. «Al principio me hizo ilusión, pero creo que me equivoqué al permitirlo«, reconoce.
«Es algo que me parece increíble. A veces me da pena ver cómo alguna gente tiende a estropear algo que nació con toda la ilusión del mundo, con amor por mi ciudad, con la intención de dar autoestima a los niños, que son nuestro futuro», cuenta el impulsor, al que no le importan las críticas, pero rechaza que lo hagan con su «nombre» y con su grafiti como portada.
En este sentido, narra que lo llegaron a echar de uno de esos grupos por «pedir justicia para Samuel», el joven de 24 años asesinado de una paliza en A Coruña. Argumentaban que «no era un lugar para poner cosas políticas». «Eso fue lo último. Lo que me hizo cambiar de idea con este tipo de grupos, ese no es el mensaje que quise dar nunca», desvela.
«Ferrol Mola es amor, no es política. Es para todos, para mí está por encima de eso, y si tengo que apoyar una causa justa lo haré siempre», resalta el artista. «Evidentemente ellos nunca supieron que al que echaban de su grupo, junto a otros tantos, era a Ferrol Mola», delata. Este creador lamenta que la gente confunca los contenidos de esos grupos con su proyecto. «No puede ser que me asocien con líneas ideológicas que no sigo o que lleguen a hacer reproducciones de mi diseño en camisetas», apunta.
Ferrol Mola en medio mundo
Uno de las pruebas del éxito de este movimiento de orgullo ferrolano se refleja en la cantidad de seguidores que inundan ciudades de todo el mundo con las pegatinas de Ferrol Mola. Ya desde el principio, muchos amigos y seguidores del Makako se llevaron en sus viajes uno de estos recuerdos de Ferrol para estamparlos en lugares tan míticos como la torre Eiffel de París, la Puerta de Brandeburgo de Berlín o en el puente de Brooklyn en NYC.


Actualmente, gracias a la movilidad laboral de muchos ferrolanos por todo el planeta y a los propios planes de turismo, el Makako y el nombre de Ferrol se encuentran repartidos por cuatro continentes y cerca de un centenar de ciudades del mundo, desde pequeñas villas hasta grandes urbes como Los Ángeles o Tokio.
La estética del icono ferrolano también ha servido de inspiración a muchos seguidores del movimiento para tatuarse alguna de las múltiples versiones del Makako. Una forma de llevar a Ferrol grabado a tinta, para siempre, en la piel.
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