Los vecinos del número 52 de la calle Galiano volverán a dormir tranquilos esta noche: una semana después de la desaparición de una boa constrictor albina de dos metros en el segundo piso y después de que su propietario se ausentase durante días han podido encontrar al animal donde sospechaban que estaba, en el interior del domicilio. Después de unos días en los que la Policía Local no pudo contactar con el dueño del reptil, finalmente el hombre ha hecho acto de presencia en su domicilio y ha permitido a los agentes y al herpetólogo investigar hasta que, finalmente, han dado con el animal.
“Al final, como había dicho estos siete días, estaba en casa: la encontramos en unas cajas de la mudanza en un cuartito al lado de su terrario, de su casa”, ha explicado a Enfoques el propietario del reptil, un militar que estaba en medio de una mudanza porque le habían confirmado un nuevo destino y que se ausentó unos días porque un familiar estaba enfermo.
El propietario destaca que la vida del animal no corrió peligro en ningún momento, ya que justo antes de desaparecer había comido y suele alimentarse cada dos semanas. La temperatura de la boa, acostumbrada a climas cálidos, era un poco fría, pero se encontraba en perfecto estado.
Fuentes policiales confirman que la desaparición se habría producido en el transcurso de una mudanza y la boa apareció dentro de una de las cajas. El desorden que había en la casa, con la mayoría de los enseres ya guardados, dificultó localizar el reptil. La Policía Local de Ferrol ya había ha realizado este lunes una primera inspección del número 52 de la calle Galiano en la que tan solo pudieron visitar el bajo y los demás pisos. La situación había generado nerviosismo entre vecinos y propietarios de bajos comerciales de la zona, ya que temían que la serpiente se hubiese podido escapar del piso.
Mientras, el propietario de la boa constrictor ha pedido “respeto”, ya que se vieron “sobrepasados” por toda la atención que había generado la desaparición de una serpiente que, según detalló el herpetólogo que asesora a la Policía Local, no suponía “ningún peligro” para un humano, sobre todo al encontrarse fuera de su terrario y con una temperatura que la adormilaría.
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