Las calas caribeñas que se esconden en las costas de las comarcas

Escoger el arenal correcto es clave para conseguir huir de las aglomeraciones estivales y disfrutar de la tranquilidad en la playa

Playa de Fornos en Cariño. | TURISMO.GAL

En este segundo verano de pandemia, muchos vecinos de las comarcas sueñan con playas paradisíacas, alejadas de la multitud y donde las aguas son cristalinas. Sin embargo, el arenal de su imaginación podría estar a escasos kilómetros de sus casas. Así, la abrupta costa de las comarcas, además de ofrecer grandes playas muy concurridas, también esconde pequeñas calas, espacios de paz donde darse un “ chapuzón” en la Galicia más caribeña. En este repaso por el litoral menos conocido de las comarcas de Ferrol, Eume y Ortegal nos acercamos a rincones poco visitados pero llenos de encanto.

A los pies del Castillo de San Felipe, en Ferrol, se encuentra la playa homónima. Un arenal abrigado, ya que se ubica en una ensenada entre dos cabos, y con una fina arena. Los visitantes podrán disfrutar de un baño entre la fortaleza que le da nombre a la playa y el Castillo de la Palma, justo en el lado opuesto de la ría. A pesar de que Narón no es uno de los grandes enclaves de playas, tres arenales, O Casal, A Hortiña y Lopesa, marcan su costa. Los tres son de difícil
acceso ya que se encuentran a los pies de un acantilado y desaparecen con la marea alta. Sin embargo, las vistas desde su acceso son espectaculares.

Paraje inusual en Valdoviño

El siguiente arenal quizás no sea el más cómodo para un largo día tomando el sol, ya que en vez de arena presenta pequeñas piedras. Sin embargo, el encanto de la playa de la Capela Virxe do Porto, en Valdoviño, es la ermita homónima, que se encuentra sobre un islote al que se accede desde el arenal en marea baja.

Quizás las aguas más tranquilas estén en la playa de Sopazos, en Pontedeume. A los pies del puente de Ferrocarril, este arenal en la ría de Ares ofrece aguas calmadas y poco viento, a un par de kilómetros del casco urbano. Tras la gran playa de la Magdalena, en Cabanas, el arenal de Chamoso presenta otra opción para ponerse el traje de baño. En un entorno natural con encanto, la playa tiene bastantes rocas, pero el acceso no visible desde la carretera hace que la ocupación sea más baja que en otros arenales.

 

Playa de Fábrega. | TURISMO.GAL

En Cariño, se esconde una de las playas que lleva casi la insignia de paradisíaca. El arenal de Fornos se encuentra en un entorno natural prácticamente virgen, lo que aumenta su espectacularidad. Hasta Loiba, en Ortigueira, los visitantes acuden a ver el “mejor banco del mundo”. Pero en la zona también es posible visitar playas candidatas la ese tipo de distinciones. En los acantilados se encuentran diferentes senderos que bajan hasta arenales como los de Fábrega, el Picón, entre otros.

Estas son solo algunas de las calas que esconden las comarcas, sin embargo, en casi cualquier rincón de costa es posible encontrar un pequeño paraíso de arena. No obstante, hace falta siempre prestar atención a las mareas, ya que cuando suben pueden esconder las playas, así como a los accesos, que podrían presentar alguna dificultad.

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