Una piara de unos doce jabalíes habita el barrio de Canido, en Ferrol. Los vecinos, alertados por el peligro que ello supone, se reunieron ayer para intentar poner una solución a la situación. En el encuentro, constararon «numerosas incidencias», desde destrozos en fincas y enseres, hasta «muchos encontronazos» con personas, lo que creen que supone «un problema de seguridad ciudadana».
Así lo cuenta a Enfoques el presidente de la Interbarrial de Canido, Roberto Taboada, quien explica que asistieron a la reunión muchos vecinos, tanto personas afectadas directamente, como individuos preocupados por el asunto de la «convivencia» con estos animales salvajes en el barrio. Por ello, hablaron de las circunstancias y propusieron soluciones.
La madriguera de los jabalíes está en la calle Celso Emilio Ferreiro, un lugar muy transitado por la juventud y por mucha gente mayor que pasea. «Aunque a priori son pacíficos, que pasará si se ven en peligro y corren tras una persona mayor», alerta Roberto Taboada, quien insiste en que «el problema es que circulan por las calles y carreteras del barrio libremente«.
La mayoría de las personas que los han visto calcula que hay tres jabalíes adultos y entre ocho y doce crías. «Los grandes pesan por lo menos ochenta kilos», subraya. Residen en una parcela abandonada en las inmediación del Lavadero de Insua. Estas fincas, detalla el presidente de la Interbarrial, están «llenas de maleza», por lo que son inaccesibles para las personas. Por ello, los vecinos instan al Ayuntamiento a localizar a los propietarios para que las limpien «de forma urgente». Es para ellos la medida principal, que podría ir unida a otras que se deben abordar con la Consellería de Medio Ambiente, como una posible espantada.
Incidente en una residencia
Esta problemática recuerda el incidente vivido hace unos meses en una residencia de mayores. Sucedió el 3 de mayo en el geriátrico «Mi Casa», en el que viven más de 120 residentes, ubicado en el centro urbano de la ciudad departamental. Un jabalí se adentró en elrecinto por la mañana y comenzó a correr sin parar.
Los trabajadores se vieron obligados a llamar a la Policía Local, que desplazó una patrulla al lugar. Dos agentes municipales, a los que se sumó un vigilante de Medio Ambiente, permanecieron vigilando al animal durante horas. De repente, el jabalí se despeñó por un talud de cuatro metros de altura y resultó herido grave. Fue trasladado y finalmente falleció.