Rasmus Brøgger soñó desde siempre con hacer snowboarding de manera profesional. Cuando a los 19 sufrió una grave lesión, tuvo que aparcar ese sueño, pero se abrieron otras puertas para él. “Me costó dejarlo porque me gustaba mucho y para mí era como la meditación, bueno para el alma”, explica este joven danés.
Ya que no podía practicarlo, decidió grabar aquel deporte del que se había enamorado, y encontró su trabajo: la grabación de eventos. También descubrió un sustituto para el snowboarding: el surf. Fue entonces cuando se dio cuenta de uno de los grandes problemas -la basura en el océano- y decidió empezar su propia organización, Waterfest.
Su misión es crear conciencia sobre la problemática de la basura y limpiar el agua. “En vez de apuntar a culpables, tratamos de usar energía positiva y crear eventos para decir de una manera agradable: vamos a cuidar nuestro patio de juegos”. Para ello, organizan competiciones de ‘Death diving’, un deporte noruego que consiste en tirarse al agua en plancha, donde también enseñan a principiantes. Su objetivo: pasar un buen rato y recaudar dinero para limpiar el océano.
El tour de la basura, su última aventura
Con este objetivo en mente, Rasmus se juntó con su amigo Magnus y decidieron organizar un viaje. Su plan era ir del norte de Noruega hasta Marruecos, y por cada kilogramo de basura recogido, recorrer 10 kilómetros. “Es mucho para solo dos hombres, pero animábamos a que la gente se uniese a nosotros y muchas personas que no nos conocían se animaban”, explica entusiasmado.
Cuando llegaron a Marruecos, las fronteras estaban cerradas por la situación sanitaria, así que decidieron volver por Galicia, ya que no lo habían visitado a la ida. “En algunas playas, daba miedo la basura que había, especialmente alrededor de Asturias. En una pequeña playa a las afueras de Coruña, había un vertedero de basura, era un horror”, cuenta Rasmus.
Pese a ello, tanto él como su amigo cuentan que una de las cosas que más les sorprendió de Galicia era la diversidad de su paisaje: “En Dinamarca tienes una playa larga y ya está, aquí hay montañas, playas y paisajes muy diferentes en muy poco espacio. Es maravilloso.”
En esta travesía gallega, pasaban por Ferrol cuando su furgoneta se estropeó.
Ferrolterra les robó el corazón y ya están haciendo planes para volver
La avería hizo que lleven ocho semanas en tierras ferrolanas. “Ayer recibimos el mensaje de que se había roto nuestra culata, así que tuvimos que bajar a Portugal y conseguir una usada”. Pero en estas semanas les ha dado tiempo incluso a aprender nuevas habilidades y a hacer nuevos amigos.
“Magnus me ha enseñado a tejer crochet porque él lleva años haciéndolo y es como meditar. Nos juntamos con la escuela de surf de Caión y organizamos el pasado sábado una clase de como hacer un gorro con crochet. Ya se han apuntado 15 personas”, explica ilusionado el danés.
A pesar de que quieren volver ahora a Noruega y a sus trabajos -donde viven ambos-, ya han hecho planes de futuro ligados a Ferrolterra. “Hemos hablado con Caion Surfhouse y nos encantaría hacer un evento de ‘death diving’ en Galicia y también dar varias clases”, explican unos jóvenes que en dos meses ya han dejado su marca.
Para ellos su mensaje está claro: “Hazlo lo mejor que puedas y vive más minimalista. Solo tenemos un planeta, así que vamos a cuidarlo”.