Este mes de diciembre se cumplirán dos años desde que la Xunta de Galicia de Alberto Núñez Feijoo otorgó a la UTE Hércules Norte, operada por Monbús, el servicio de transporte de viajeros por carretera en el norte de la región de Betanzos, sur de Ferrol y oeste de la región del Eume. Desde entonces, las decenas de usuarios que a diario utilizan el bus para trasladarse desde cualquiera de estas zonas a A Coruña han sufrido “un calvario”, según relatan. Poco tardaron en movilizarse exigiendo al gobierno gallego del PP devolver al servicio las condiciones anteriores —horarios, líneas, frecuencias—.
Sin embargo, todas esas protestas, concentraciones, manifestaciones e incluso reuniones con responsables de la Xunta y de la propia empresa, han caído en saco roto. Más de un año y medio después, los afectados se siguen enfrentando a la supresión de servicios, al incumplimiento de horarios en reiteradas ocasiones, a la mala conservación de los vehículos, a los retrasos habituales o falta de plazas. En el mejor de los casos, muchos viajeros tienen que realizar el trayecto de pie o en las escaleras, pero lo normal, explican, es “quedarse en tierra”.
“Isto implica graves prexuízos para moitos dos usuarios, que son traballadores, estudantes ou usuarios que teñen citas médicas nos centros de saúde de referencia da Coruña”, explica Teresa Vázquez, portavoz Plataforma por un Transporte Público de calidade para Ferrol e comarca. Detalla, además, que el inicio del curso académico y la vuelta al trabajo tras las vacaciones de muchos usuarios ha vuelto a traer “el caos” a la línea de bus Ferrol – A Coruña. La última de las incidencias ocurrió en el día de hoy cuando 17 personas “quedaron colgadas” en Fene y 5 en Caranza. Este mismo lunes, casi 20 personas se quedaron también sin sitio en el autobús que salía a las 14:30 de A Coruña. “La solución de la empresa fue que esperasen al autobús de las 15:30”, que no salía de la estación coruñesa, sino de la avenida Alfonso Molina.
Relata Teresa que entre los usuarios que no pudieron coger el bus en Fene se encontraba un matrimonio de avanzada edad que tenía una cita médica importante en A Coruña y que, además, debían coger desde la estación otro transporte público para llegar finalmente al hospital. “O problema no é so a lotería de se subiremos ou non ao bus ese día, senón da perda de tempo que elo conleva. Levantámonos media hora antes para asegurarnos un sitio no bus, e inda así podemos quedar en terra. Ademáis a empresa contestoume hoxe a esas queixas dicíndome que non era obligación súa poñer reforzos, que eles co estipulado xa cumplen”, protesta.
La mayoría de los usuarios han reclamado a los representantes del gobierno gallego en las escasas reuniones que han tenido con ellos la necesidad de cambiar a la anterior concesionaria y aumentar el número de frecuencias. “Reclamamos con insistencia que era necesario un bus ás 06:30 da mañá directo que pasa polos hospitales pero pese a elo, suprimírono.” Acaba con una advertencia: “co abaratamento dos custes e o aumento da demanda, o problema vaise agravar cada vez máis”.
Durante este año y medio los usuarios del bus Ferrol – A Coruña sí han contado con el apoyo de la mayoría de los grupos políticos de los municipios, excepto del Partido Popular, que se ha desmarcado de estas protestas. Precisamente este verano se sucedieron las concentraciones de protesta y recogidas de firmas en concellos como Pontedeume, Ares, Narón, Cabanas o Miño. En total, se consiguió llevar al Parlamento gallego más de 3.000 firmas de usuarios de este servicio público y se expusieron los problemas que acarrea. Pero la respuesta de la Xunta siguió siendo la misma: algunos cambios más bien cosméticos en ciertas líneas que han seguido resultando ineficaces.
La última comunicación de la Xunta ante estas reclamaciones data del 21 de abril cuando anunciaron que reforzarían una de las líneas de las 15:20 horas que conecta la ciudad de Ferrol con las localidades de Miño, de Paderne y de Betanzos. Desde entonces, no ha habido cambios ni declaraciones. Por parte de la empresa, la respuesta ha sido mandar autobuses de refuerzo —en algunas ocasiones— cuando el número de pasajeros ha superado al de plazas, pero habiéndose consumado ya el perjuicio para los vecinos.
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