Recibir una llamada para embarcarte dentro de tres días en un velero en el mediterráneo central rescatando migrantes. Eso fue lo que le ocurrió a la socorrista ferrolana Fátima Sánchez, quien a sus 26 años acaba de regresar de su colaboración en el velero Astral, de la ONG Open Arms. Esta organización rescata desde hace varios años a personas que atraviesan el mar Mediterráneo en precarias embarcaciones, cuyo sueño de llegar a Europa se convierte en una verdadera odisea.
Fátima lleva varios años dedicándose al rescate de personas en los arenales de la comarca y de hecho, ya había ejercido de voluntaria con Protección Civil de Ferrol. Sin embargo, la vocación de esta ferrolana por ayudar a las personas no parece tener fin y es que actualmente prepara las oposiciones para policía local.
Esta joven conocía el trabajo de la ONG Open Arms desde hace años, “fue muy sonado cuando se fueron a Lesbos, en el mar Egeo, y comenzó a hacer eco”, comenta. Desde esa operación humanitaria en uno de los epicentros de llegada de migrantes a Europa, Fátima continuó siguiéndole la pista a Open Arms, “les seguía en redes sociales y cada vez me llamaba más”.
Tres días para prepararse
Hace unos meses, Fátima decidió pasar del apoyo a distancia a la organización a formar parte de ella. Así que se decidió a echar el currículum y la llamaron para reclutarla tres días antes de embarcar. En 72 horas estaría en Barcelona a punto de zarpar en el Astral, el velero de la organización.
“Creo que fue para lo que más rápido me he preparado en mi vida, fueron tres días todo el tiempo dándole vueltas a la cabeza”, explica Fátima. Durante todo este tiempo, la socorrista tenía una pregunta en mente, “¿qué me voy a encontrar?”.
Fátima llegó hasta Badalona, de donde el Astral parte con todos los aprovisionamientos para pasar el tiempo que haga falta. Una vez abandonaron puerto, la socorrista ferrolana estaba a bordo del velero Astral, junto a una diversa tripulación, ya que apenas se conocían entre ellos. “Íbamos un capitán griego, el patrón, que era el fundador de Open Arms Òscar Camps, dos marineros, un periodista, un fotógrafo, una cocinera, un dibujante y dos socorristas”, relata.
“Un compañerismo brutal”
A pesar de que cada uno de los integrantes venían “de una punta del mundo distinta, desde el minuto 1 hay un compañerismo brutal”, cuenta Fátima. Algo que ocurre en los primeros días, cuando todavía se está conociendo la tripulación, “es que te puedes marear, yo tuve suerte de que no me pasó, pero cuando otros compañeros que se mareaban, el resto siempre está pendiente desde el primer momento”, añade.
Entre todo el equipo se dividían las guardias durante las 24 horas, “nos íbamos relevando pero los socorristas teníamos siempre que estar alerta, aunque no fuese nuestra guardia, por si acaso nos necesitaban”, explica Fátima. Sin embargo, aunque en teoría los papeles estaban asignados, el trabajo en equipo reinaba a bordo del Astral, “así que nos ayudamos todos con todo”.
Con las tareas repartidas, tocaba enfrentarse a la realidad de un mar en el que pierden la vida cada año miles de personas. Navegaban por el Mediterráneo Central, cerca de algunos de los puntos más conflictivos, como Lampedusa. “Iba bastante concienciada a encontrarme con cualquier tipo de situación y para ser la primera vez iba todo muy rodado, no me encontré cosas demasiadas impactantes dentro de lo que cabe”, relata Fátima.
Los avisos de posibles embarcaciones llegaban “por la emisora, otras ONG o correos electrónicos que nos facilitaban las coordenadas”, explica la socorrista. Una vez recibidas, el Astral ponía rumbo hacia ellas, aunque podían llegar a ser 5 horas de travesía. “Entonces cuando estás llegando y ya estás preparado con neopreno y casco dispuesto para salir, escuchas que han llegado los guardacostas libios antes. En ese momento se hacía el silencio en todo el barco, era realmente frustrante”, relata Fátima.
“Eres su salvación porque piensan que Europa es la ciudad soñada”
Fátima recuerda con cariño el agradecimiento de las personas que rescataban, “valoraban todo, darles una manta térmica, darles agua, darles algo de comer…”. Una emoción que se repite cuando los migrantes son transferidos a los guarda costas italianos, “nos lanzaban besos, nos daban las gracias, es imposible describirlo”, añade. Para estas personas que cruzan cada día el mar Mediterráneo, el Astral es “su salvación, ellos piensan que Europa es la ciudad soñada y nada mas vernos piensan, se acabó nuestra pesadilla”, relata la socorrista.
Tras más de dos semanas embarcada, Fátima ha regresado a tierra habiendo vivido un gran cambio. “Valoras mucho más todo, simplemente por la situación en la que llegan ellos, nos encontramos pateras que llevaban tres días a la deriva sin agua, sin comida”, explica la voluntaria.
Por otro lado, la propia experiencia dentro del velero también le ha aportado vivencias, “tienes que dosificar tus duchas, convivir con más gente y adaptarte a todo tipo de situaciones”, relata la ferrolana.
Con su vuelta, se ha percatado todavía más de la poca visibilidad de este tema en nuestra tierra. “Empezando por mí misma, yo no sabía mucho de lo que pasaba hace unos años, me fui enterando más poco a poco y sobre todo ahora que lo he visto, pero a todos nos falta mucha información de lo que allí ocurre”, explica Fátima.
Algo que hay que hacer una vez en la vida
Y recomienda su experiencia, “animo a todo el mundo a que intente colaborar, si haces una profesión que encaja dentro del barco, yo no me lo pensaría, es algo que tienes que vivir una vez en la vida”. Fátima da dos razones clave para emprender esta aventura, por un lado, “ayudas y ves lo que ocurre en el Mediterráneo central”, y por otro, “vuelves valorando mucho más las cosas que tienes en casa”.
“Y si no encajas en el barco hay alternativas para colaborar”, explica Fátima sobre las posibilidades de ayudar desde tierra. “Cuantas más manos, mejor”, añade.
Fátima afirma sin dudar que repetiría la experiencia de sumarse a Open Arms, o a lo que ella define como “una familia, se cuidan entre todos muchísimo, te cuidan a ti otro tanto, están disponibles para cualquier cosa que necesites, además de la calidad humana que hay dentro”.
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