En el Local Social de Piñeiros, un grupo de atrevidos alumnos y alumnas se reúne tres veces por semana, alrededor de las 19:30 horas, para adentrarse en el arte de la defensa personal basada en el Krav Maga. Este sistema de combate, desarrollado en Israel en el año 1930 por Imi Lichtenfeld es una amalgama de técnicas provenientes de diversas disciplinas de combate, incluyendo el boxeo, judo, jiu-jitsu y lucha.
Aunque es más que eso: es la esencia misma de la defensa personal en su forma más pura y cruda, en la que prioridad “eres tú y nadie más que tú”. Sirve para enfrentar los desafíos de la calle con determinación y sin paliativos, utilizando todo lo que esté a tu alcance y priorizando la propia seguridad por encima de todo. Esa es la filosofía que Krav Maga Narón (KMN) transmite a sus alumnos.
Este método, a veces poco ortodoxo — y polémico—, dependiendo a quien se le pregunte, gana adeptos en la comarca. Pero es una línea técnica propia, elaborada en KMN, que ha sido adoptada ahora en las once escuelas de la Academia cubana de Krav Maga, que dirige en el país Iván Arnaud.
Javier Naveiras, instructor jefe en Narón desde hace 10 años: “Todo lo que es la parte práctica del programa de Krav Maga que se imparta en Cuba tiene que pasar por mí, cualquier examen o prueba, yo soy el máximo responsable”.
Naveiras explica que su llegada la isla ha facilitado bastante las cosas a esta academia. Contar con el respaldo de KMN, una escuela española, ayudó a que las administraciones de la isla no pusieran tantos impedimentos para que Arnaud consiguiera el soporte a nivel social: “estuvieron cerca de cerrarles escuelas”.
“Narón más allá de las fronteras”
KMN ha emprendido una labor social significativa. Sin embargo, reconoce la relación simbiótica: ayuda a establecer un plan técnico de entrenamiento más homogéneo y profesional, y él eleva el prestigio de la suya en Narón, la cual ya goza de reconocimiento a nivel nacional.
Habla del trabajo de Karel, un profesor que trabaja con 30 niños en el municipio de San Miguel del Padrón, Provincia de Ciudad de La Habana: “Es un sitio muy problemático, si les quitan la escuela, mandaría a esos niños a la calle, a una violencia segura, en la que no tendrían posibilidad de autodefenderse”.
“Una chica de allí me contó que sufrió malos tratos y, gracias a las clases, enfrentó a su agresor y lo denunció. Le dio valor para hacerlo. Para mí, echarles una mano es importante. Me va a dar mucho trabajo, pero no le quito nada”, cuenta emocionado Javier Naveiras cuando habla de los alumnos. “Están encantados, se les ve felices. ¡Cómo no te va a llenar eso! Allí no tienen nada, la ilusión es ir a entrenar, cantar o bailar”.
De esta forma, desde la villa naronesa, estos luchadores han movido cielo y tierra hasta lograr que, al fin, este domingo 7 de abril sea oficial que la academia caribeña consiga ser la primera federación internacional en entrar en Cuba en las artes marciales. “Está todo aprobado, hemos presentado el papeleo y la documentación donde consta que me he hecho cargo de las escuelas de Iván Arnaud”.
“El Krav Maga no es un deporte”
Javier Naveiras ha logrado este reconocimiento gracias al bagaje que lleva a las espaldas y a una sólida reputación en el mundo de las artes marciales y de la autodefensa; tiene cinturón negro 3 Dan Nihon Tai Jitsu, cinturón negro 1 Dan en Ju Jutsu y tercer Dan en Krav Maga. A su vez, ha sido Delegado de Zona en Galicia para Combat Krav Maga International (CKMI) de Lior Ofembach.
En la escuela de Ferrolterra, han fusionado lo mejor de varias artes marciales y técnicas de combate para crear un enfoque concreto y efectivo para la defensa en la calle. Explorando numerosos métodos, desde Keysi hasta Karate, desde Nihon Tai Jitsu hasta JiuJitsu, y descartando elementos innecesarios para la defensa personal. Pero conservando la esencia práctica y efectiva del combate.
“Nuestro sistema de combate se basa en el Krav Maga que aprendí de Lior Offenbach, un ex miembro de las Fuerzas Especiales de Israel y Detective de Policía Inactivo y de otros muchos maestros”, explica Naveiras. En este proceso, han eliminado todo lo superfluo para adaptarlo especialmente a las necesidades de defensa personal de las mujeres.
“No enseño a personas agresivas”
Esto quiere decir que si en un contexto de que una mujer tenga un atacante de un peso mucho mayor que el de ella, tiene que aplicar un ataque que le vaya a funcionar. Es decir, “esto no es deporte, en un deporte hay pesos y categorías”. Aquí las alumnas deben aprender a que “cuando te pilla un tío por la calle o en un ascensor, hay que salir de ahí”.
“¿Cómo salir de ahí? Pues desde luego, no lo conseguirás con un arte marcial bonito, como es el iaidō. Aquí no hay un respeto al oponente, entrenamos para que te defiendas en una situación real contra un agresor. O lo golpeas en la tráquea, o en los huevos, o en los ojos. Es la base de la defensa personal real”, dice contundente el instructor.
“En la calle no hay reglas, y pueden venir a pisarte la cabeza, no solo uno, sino diez. Por eso, hay que ser muy contundente, y en eso, esta lucha es excelente. Evalúas la situación, haces un control de zona: ¿cómo puedo salir de aquí? ¿Qué recursos tengo a mi disposición? Se enfoca mucho más que simplemente golpear y escapar; implica hacer un examen y análisis de las circunstancias”.
Cursos Casa de la Mujer
Cuenta que esta semana le llamaron para que impartiera varios cursos en la Casa de la Mujer de Narón, pero, por temas de agenda, no pudo encargarse. Sin embargo, recuerda algo esencial: “No metáis a cualquiera, no sirve un profesor de karate o de judo. No tiene nada que ver el deporte con la defensa personal”.
“Las mujeres, en general, tienden a tener una mejor coordinación en comparación con los hombres. Pero suelen ser menos violentas en situaciones de conflicto. Algunas llegan a nuestras clases con traumas debido a experiencias de agresión o robo, con intimidación y violencia”, por lo que Naveiras considera “crucial ganarse su confianza para que se sientan cómodas”.
También sucede al contrario. No todos los alumnos tienen el mismo enfoque hacia esta práctica: “Algunos prefieren un enfoque más agresivo. No obstante, no tolero la presencia de personas violentas en mis clases. Si tengo alguna duda sobre el historial de alguien, solicito un certificado de antecedentes penales para garantizar que no tengan registros de agresión, violencia o robos con intimidación. No estoy dispuesto a enseñar a delincuentes. Es una cuestión de conciencia”.