Según el juicio de biólogos, ecologistas y expertos en ciencias ambientales, la proliferación de mosca común en algunos puntos del territorio autonómico denunciada la pasada semana por la Federación Galega de Municipios y Provincias (Fegamp) en municipios como Narón (A Coruña), no puede ser considerada una plaga.
Este es uno de los 20 concellos afectados, distribuidos en las cuatro provincias, de acuerdo a los datos entregados desde los propios consistorios a la Fegamp en los que la presencia de estos insectos, detectados en algunos casos en «densidades absolutamente intolerables», dista mucho de ser una problemática que tomar a la ligera.
«Con la información que nosotros tenemos, todavía no podemos hablar de plaga. Lo que sí sabemos es que hay ‘booms’ poblacionales desproporcionados de moscas en algunas zonas», explica Salustiano Mato, catedrático de Zoología de la Universidade de Vigo y miembro del equipo de investigación del Grupo de Biología Ambiental.
El zoólogo apunta que si tras la denuncia del resto de alcaldes esos procesos se dan también en otras partes y tienen una magnitud importante, lo aconsejable es que la Xunta proceda a encargar un estudio general de la situación.
Asimismo, Tomiño, otra de las localidades afectadas, se sumó a las denuncias formuladas con anterioridad en otros municipios gallegos por la misma problemática. Lo que ha llevado a la Fegamp a elevar una consulta a todas las administraciones locales de la comunidad en busca de un diagnóstico general.
Los resultados de dicha consulta ya han sido trasladados a la Xunta de Galicia y sostienen que seis municipios de la provincia de A Coruña, otros seis de la de Pontevedra, cinco de la de Ourense y tres de la Lugo se encontraban acuciados por una plaga de moscas.
Moscas en Narón
En el municipio coruñés de Narón, por ejemplo, los vecinos de algunas parroquias llevan casi un lustro denunciando la proliferación descontrolada de estos insectos en determinadas épocas del año. «Nós levamos catro anos xa pondo de manifesto que temos problemas coas moscas. Catro anos e non atopamos unha solución. E prevemos que agora, co aumento das temperaturas, vai volver suceder outra vez», confiesa la alcadesa de la localidad, Marián Ferreiro.
Esta localidad había puesto en marcha en su día un estudio sobre 22 viviendas de la parroquia de O Val para tratar de establecer patrones y determinar los focos capaces de proliferación de las moscas domésticas, pero del que no llegaron a extraerse resultados concluyentes.
«Os veciños falan entre eles das cousas que lles funcionan a uns e a outros e podes ver a súa desesperación. Eu non sei se é unha praga, pero se ti ves as casas e iso non é unha praga, que é?» se cuestiona en voz alta la alcaldesa.
Los expertos dicen que pese a que la mosca común no entrañe la peligrosidad que puedan tener otros insectos y no provoque el impacto ambiental que provocan las especies exóticas invasoras, ni sea un vector de enfermedades directo, puede llegar a representar más que una molestia.
En ese sentido, Marián Ferreiro, la alcaldesa de Narón que sigue en pie de guerra contra ese «boom» poblacional de moscas, apuntilla: «É tal a cantidade, que afecta á saúde mental dos veciños e iso tampouco é calidade de vida».