Optimismo es sin duda lo que transmite el fotógrafo de surf José Dopico, a pesar de que el mar se tragó su equipo fotográfico valorado en 6.000 euros hace un mes. Desde Navidad, este artista, que comenzó a surfear en el mar de Ferrolterra, ha comenzado a vender sus fotografías enmarcadas para intentar recuperar el material perdido.
Como muchos vecinos de la comarca, José era aficionado al surf cuando se compró una cámara acuática desechable para inmortalizarse entre las olas. De ese sencillo dispositivo a su primera inversión, una cámara réflex que ya le permitía hacer fotos de cierta calidad. Para poder meterse en el mar con ella “le hice una carcasa con una tubería, todo muy casero”, explica José.
“Cuando me hacía yo las carcasas no manejaba los controles, ajustaba la cámara fuera y me metía, y claro, si cambia la luz o eso la foto empeora”, explica. Así que hace seis años decidió dar el salto y comprar una carcasa profesional, un avance de calidad que según él “se nota”.
En cuestión de segundos, todo desaparecía
Sin embargo, toda esta inversión y trabajo se los tragaba el mar hace unas semanas. Quizás fue “un exceso de confianza”, cuenta José, “una semana antes ya había notado que la sujeción del invento no estaba bien pero lo dejé pasar…”
Estaban en la playa de Barreiros, conocida como Oliñas en el mundo surfer, “ese día me encajó una ola en el peor sitio e hizo que soltase la carcasa y rompió el invento”. Un cúmulo de casualidades ya que, como explica José, “aunque te rompa el invento siempre tienes la carcasa agarrada, pero justo la ola me dio en las manos e hizo que la soltara”.
Así fue cómo su equipo profesional se perdía entre las olas que tantas veces había fotografiado. Además, estas cámaras con la carcasa puesta flotan a media agua, por lo que si el mar no está calmado, como era aquel día, entre la espuma y las olas es imposible verla.
La pérdida del material no solo implica lo que el mar se tragó, “tenías accesorios para esa carcasa que ya no valen a menos que te compres el mismo modelo”. Entre carcasa, cámara, objetivo y todos los accesorios pueden ser “casi 6.000 euros por lo menos”, lamenta José.
Unos días después del incidente, un amigo le dio la idea de poner a la venta las imágenes, para compensar la pérdida de la cámara con todo el material producido durante los últimos años. “A raíz de eso se me ocurrió montarlas en marcos y venderlas”, explica el fotógrafo.
“En Navidad fue exagerado lo bien que funcionó. Al principio pensé que si vendía 20-30 cuadros estaba genial pero es que he vendido sobre 300”, cuenta todavía emocionado. Los pedidos le han llegado de toda la geografía española, debido a la unidad y las conexiones que existen entre la comunidad surfera del país, pero especialmente de las comarcas de Ferrolterra y A Coruña.
El arte de capturar olas
Sobre el proceso para captar sus impresionantes instantáneas, explica que “se pueden planear, lo que pasa es que hasta que llegas al mar no sabes lo que va a haber. Hay fotos que sí tenía en mente, al menos el encuadre… Pero luego si el surfista iba dentro o si la ola es de una manera o de otra… eso ya no lo puedes calcular”, cuenta.
Hay muchísimos factores que intervienen a la hora de tomar una fotografía, cuando estás en el agua importa mucho “el nivel del surfista, cómo esté el mar, tu propia condición física…” A pesar de la inversión, José recalca que una de sus fotografías favoritas es una hecha con una carcasa casera, “porque era una de mis primeras cámaras y además es en Valdoviño, donde yo aprendí a surfear”.
Actualmente se dedica casi de forma exclusiva a la fotografía, pero también capta imágenes fuera del agua, con reportajes de boda y de tipo social. Además, las fotografías de este artista ya eran conocidas en la comarca. De hecho, el verano pasado el “Océano Surf Museo” de Valdoviño acogía una exposición con sus imágenes, a propósito del popular “Pantin Classic”.
José insiste en sacar algo positivo de todo esto, “si me pongo a pensar en todo lo que podría haber hecho ese día en vez de tirarme al mar, no gano nada.” José continúa vendiendo los cuadros, las manda por correos o bien las entrega en mano a la gente de la comarca, en función de las restricciones de movilidad. En su cuenta de Instagram expone sus trabajos y sus opciones de compra.
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